jueves, 31 de marzo de 2011

La Mujer Objeto

Yo no veo "El Mañanero".

Ciertamente no veo ningún noticiero matutino ni vespertino ni nocturno.

Prefiero escuchar las noticias a través de la radio.

Sin embargo, el día de hoy en la mañana me tocó ver en uno de los monitores del gimnasio, lo que ahora sé era "los tres minutos de la reata".

No se escuchaba el audio, solamente veía las imágenes.

En la pantalla estaba una mujer con máscara de luchadora, enfundada en mini vestido de licra con estampado de leopardo. Su actitud parecía tímida y mal actuada. Se tomaba las manos, retorcía los dedos hacia abajo, reía nerviosamente, mostraba su escote y ombligo al payaso tenebroso, conductor del "noticiero".

Me imagino que Brozo le dijo a la mujer: "Ahora haz lo que tú sabes hacer ____".

Acto seguido, la señorita Reata le dio la espalda y sacudió ante la cámara su cabellera y su descomunal derriere, para deleite del payaso, su colega conductor y televidentes del sexo masculino.

Cuando la cámara enfocaba a la colega conductora del payaso, ésta no lucía tan contenta como sus otros compañeros de trabajo.

Al "panear" la cámara hacia la señorita Reata, quien en ese momento se miraba las uñas, ella volvió a adoptar la actitud de niña tímida, la cual sólo suspendía cuando trataba de bajarse el vestido para no ¿enseñar? las nalgas o para ¿taparse? las bubis.

Y se reía con una mueca simuladora de sonrisa.

De pronto el payaso tenebroso tomó un plumón y al parecer quería dibujar algo en los senos de la señorita Reata.

Ella se agachó a su lado para facilitar a su jefe la labor.

Pero el tímido plumón se descompuso cuando vio a la señorita Reata.

El otro colega del payaso tenebroso, un hombre, se prestó inmediatamente para hacer que el plumón pintara, rayó sobre una hoja. Al parecer funcionó.

El payaso mostró cara de satisfacción ante la actitud positiva e iniciativa de su colega locutor.

Y ahora la señorita Reata se sentó en el regazo del payaso para ser usada de cuaderno.

La toma terminó con Brozo tratando de dibujar una raya entre los senos de la señorita Reata.

Yo estaba indignada.

Macho maldito, pensaba.

Utiliza a la mujer como mero objeto sexual, pensaba.

Y ella se presta, pensaba.

Por dinero, pensaba.

Es una forma de prostitución, pensaba.

Y el hombre que hacía ejercicio en la caminadora a mi lado, un hombre como de sesenta años de edad, estaba fascinado con lo que veía en la televisión y soltó una carcajada cuando el payaso dibujó sobre la señorita Reata.

...y pensé... "al pueblo lo que pida"...

¿o será que el pueblo tan solo toma lo que se le ofrece?

¿La señorita Reata se estresará con su trabajo?


martes, 29 de marzo de 2011

Me Gustan Peludos, Irreverentes y Chistosos

Como ya te comenté alguna vez en este diván de terciopelo azul, yo era fan de los felinos antes de conocer la "perronalidad" de los canitos.

Sin embargo, considero que mi atracción por los canes comenzó desde hace varios años, cuando solía tener solamente gatos por mascota.

Recuerdo que me gustaba mucho Chewbacca, personaje de la película "La Guerra de las Galaxias".

Este cuate parecía un gran perro, todo peludo y con un lenguaje basado en chillidos y gemidos como los emitidos por los canes cuando desean comunicarse con su gente.

El Chewbacca me caía bien y su amo o amigo, como sea, estaba de muy buen ver. 

Otro personaje simpático a mis ojos era Alf. Cómo disfrutaba ver a este animalillo en la televisión.

Irreverente, metiche y de pésimos modales pero con mucho corazón.

Me encantaba su copetito cuando caminaba por la casa-set de la serie.

Había tomas de la cámara en las cuales sólo se veía su copetito pelirrojo por arriba del sillón o de la cama.

Me hubiera gustado tener un Alf sentado a la mesa para morir de risa... o de asco porque el pequeño peludo no conocía el protocolo.



Más recientemente me río mucho con la voz en Español y los chistoretes de "Burro", personaje de Shrek.

Fíjate bien y descubrirás que la psicología de "Burro" está basada en la de los perros. Se echa, se comporta y camina como todo un can.




lunes, 28 de marzo de 2011

La Letra Con Sangre Entró

Cierto día, la niñita de los cabellos largos y lacios se vio obligada, por su madre y su padre, o por solamente uno de los dos, a abandonar en la Florida sus preciosas barbies, su preciada ropa ligera, sus innumerables pares de sandalias, su escuela y amigos.

De pronto se vio en un país nuevo para ella.

De un momento a otro tuvo la necesidad de hablar un idioma desconocido, de caminar por calles con automóviles que echaban mucho humo por el escape, de convivir con niños y niñas que la señalaban como "el contrabando" y le daban la espalda durante la hora del recreo.

La niñita de las piernas muy delgadas ya no vio la playa, ahora miró edificios altos y mucha gente por doquier.

Ella salió aquel día de su casa con su maletita en mano y su nuevo abrigo, sin imaginar que nunca más volvería.

Se despidió de su amiga Robin, con la esperanza de traerle a su regreso algún "recuerdito" de México Lindo y Querido.

A la niñita de los dientes blancos no le quedó más remedio que adaptarse, como los seres vivos saben bien hacerlo.

Ingresó a una Escuela Primaria pública llamada "Manuel López Cotilla", ubicada en la entonces Plaza Miravalle, actualmente glorieta de la fuente de Cibeles.

El destino, elegido por sus padres, la llevó a ser alumna de la temible maestra Arellano, una mujer rolliza, de grandes senos y semblante idéntico al de reina roja de la "Alicia en el País de las Maravillas" de Disney.

Solía usar vestidos de terlenca con flores estampadas, zapatos de tacón medio con punta cuadrada y medias gruesas de color piñón.

Su peinado cotidiano era un chongo recogido con puros pasadores y su boca la pintaba afuera de la raya de los labios en un rojo tan apagado como su mirada.

Tenía dientes grandes como los de un lobo y sus uñas rojas parecían garras.

Era una mujer en sus 40's, pero parecía de sesenta y tantos.

Su programa educativo era de la escuela conductista y su método utilizado, "la letra con sangre entra".

El borrador, el gis o lo que tuviera en mano salía volando hacia la cabeza del alumno que osara no haber aprendido de memoria las capitales de los continentes Americano, Europeo y Asiático; la orografía de América; la hidrografía de Europa para el día por ella previsto.

Ay de aquél que no vendiera sus horrorosos mazapanes a la hora del recreo.

Ay de aquélla que no recogiera los papeles del pasillo del segundo piso del edificio escolar.

Ay de aquéllas pobres que ella eligiera para la limpieza del aula al finalizar las clases.

La niñita, como el resto de sus compañeros, le tenía PAVOR a la maestra y sus gritos.

La niñita medio hablaba el español y lo escribía pésimo...

"Sanaoria", escribió alguna vez esta chiquilla y la maestra le encomendó hacer por lo menos cincuenta planas en libreta francesa con la palabra: Zanahoria.

Fue así corregida en otras cientos de palabras más, hasta que la ortografía entró al disco duro de la niñita peinada con sus cabellos largos y lacios recogidos, a solicitud de la maestra enchongada a la antigüita.

Hubo un día en que los gritos proferidos por la maestra, así como sus manoteos peligrosamente cercanos a su rostro, lograron que la niñita se orinara de miedo en pleno salón de clases.

La niñita es ahora una mujer adulta con recuerdos agridulces.

Su memoria tiene impresa a la entonces temible maestra como lo que era, una temible maestra, pero reconoce fue ella quien la enseñó a escribir correctamente el Español.

A la mujer que aquí escribe le costó sangre, sudor y orines, pero puede presumir su buena ortografía y narrar, con algo de facilidad, sus historias y anécdotas, en su diván de terciopelo azul.


Así era la maestra que me enseñó a escribir











sábado, 26 de marzo de 2011

Tremendo Pancho El Que Le Armé

¿Será buena idea mi deseo de ser psicoterapeuta?

Esta pregunta la traigo metida en la cabeza desde ayer, cuando salí del consultorio de mi psicoterapueta.

No sé si fue por el calor, por la junta que se me ocurrió programar en un viernes a las 3 pm, por las hormonas o simplemente porque sí, pero me comporté como una paciente bien panchera.

Le hice un panchototote.

Como esos panchos que armamos las mujeres a los hombres cuando nos da el masiosare.

Me regresioné cabronamente.

Posiblemente a los 5 años de edad.

Bueno, hasta el tono de mi voz se aniñó.

Y todo porque le atribuyo a las tabletas antidepresivas la causa de los 5 kilogramos que he aumentado.

Claro que no quiero admitir que la subida de peso se debe a mis 6 meses de no pisar el gimnasio... a mis 6 meses de comer indulgentemente todo tipo de repostería y panes...

Por supuesto que no.

Y le hice un panchote a mi terapeuta.

Como si ella tuviera la culpa de mi lonja sexy.

Como si ella fuera la responsable de mi casi comer a dos manos los cubiletes rellenos de crema pastelera, los panes daneses, las conchas y los sacher que tanto me gustan.

Hice berrinche, me crucé de brazos, le pregunté por lo menos 10 veces hasta cuándo tendría que tomar el medicamento.

La cuestioné sobre la función de esta medicina en mi cerebro. Le pedí me explicara exactamente qué es eso de la serotonina y las neuronas.

Se nos fue la hora en mi panchote.

Se nos fue la hora con ella tolerante y paciente, como si la paciente fuera ella y no yo.

Con toda tranquilidad me explicó, en su afán de hacerme comprender de la mejor manera, que mi aumento de peso se debe a mis 6 meses de flojera y tragadera, palabras mías, por supuesto.

Y cuando salí me di risa a mí misma.

Y desde ese momento hasta ahora me pregunto cuánta paciencia y tolerancia tendría yo para aguantar a una paciente panchera en un caluroso viernes por la tarde...


miércoles, 23 de marzo de 2011

Hoy No Tengo Nada Qué Contar

Hoy es uno de esos días de la pantalla en blanco, ya no la hoja en blanco, desde que se inventaron artilugios como la computadora y otros gadgets más.

No tengo tema en la mente.

¿Te platicaré sobre el hermoso clima en la Ciudad de México el día de hoy?

¿De las jacarandas que tapizan a México de color violeta?

¿Sobre mi profundo cansancio del día de ayer?

¿Acerca de las labores cotidianas en mi trabajo?

¿De la deliciosa sopa de verduras que acabo de comer?

¿Sobre la risa que nos provocan nuestros achaques a mi amiga Alexia y a mí?

¿Te hablo de un correo que me mandaron indicando que en 2011 todos los nacidos antes del 2000 si sumamos los últimos dos dígitos del año que nacimos más la edad que cumpliremos este año nos dará como resultado 111? Haz la prueba.

¿Te cuento sobre mi emoción por la inminencia del horario de verano?

¿Sabías de mi fascinación por los días largos?

¿De mi poco gusto por los días cortos?

¿Te he dicho que la semana pasada pagué 48 pesos por una crepa con Nutella en un puesto de comida rápida en la Plaza nueva sobre la Super Avenida Lomas Verdes?

¿Y que este precio lo consideré una ignominia?

¿Que ya no pude decir un "No" rotundo porque la crepa ya estaba lista?

¿Te platiqué que no he visto "El Cisne Negro"?

¿Y que muero por verla?

¿Te conté que el Domingo vi "Elizabeth, La Edad de Oro" y me fascinó la fotografía y actuación de Cate Blanchett?

¿Sabías que el restaurante Matisse, en la Condesa, tiene los mejores pasteles de México?

¿Te conté que mi hermana Sheyla de chiquita pensaba que cuando ibas en el avión veías a Diosito?

¿Te he dicho que mi mamá tiene un gato llamado Torino, el cual se encela cuando ella habla por teléfono?

¿Que este gato emite unos sonidos espantosos cuando mi madre está al teléfono?

¿Que uno de mis sobrinos se llama Santino en honor a Santino Corleone?

¿Y que ese nombre lo elegimos mis primas y yo en una jarra?

¿Que todas estas preguntas fueron saliendo de mi mente por pura asociación libre?

Bueno, como hoy no tengo mucho que contarte mejor aquí le paro y sigo trabajando. Se terminó la hora del lonchito.

Te mando un abrazote, dondequiera que tú estés.

Un árbol de Jacaranda para alegrar la vista

México se viste de violeta en Primavera


jueves, 17 de marzo de 2011

La Mirada Retrospectiva

Los pequeños momentos las más de las veces son los que se convierten en acontecimientos formidables al mirar retrospectivamente...

...El mesero Ian, el de la buena memoria, tomó en su mente la orden de cinco Mexicanos hablándole en español, inglés y hasta con señas... Trajo exactamente lo ordenado y lo entregó a cada uno sin equivocarse... El chocolate caliente con espuma, sin espuma, el Capuchino, el té de hierbas... El panini de queso y jamón, el sin queso y jamón, el acompañado con ensalada de cabra, el de la ensalada griega, el sin aceitunas, bueno, mejor sí, pero que sean verdes sin pimiento, no me gustan las negras... El amable Ian no se concretó a solamente traernos los platillos y bebidas solicitados, también platicó con nosotros, más allá de hacer muy bien su trabajo...

...La noche en uno de los bazares navideños en Hamburgo, cuando tomamos vino o chocolate caliente (yo) bajo los copos de nieve... Hacía mucho frío, pero el calor del ambiente nos reconfortaba la piel y mucho más...

...La gentileza de los alemanes al saber nuestro lugar de origen... Sonrisas, una o dos palabras en español, como "Viva México" sin el cabrones... Su ánimo de platicar con nosotros... Un cambio visible en sus semblantes cuando descubrían nuestra Mexicanidad...

...La amabilidad de los escoceses en el "Whiski Bar y Restaurante", ubicado en la Royal Mile... Nuestras sonrisas, la comida, la felicidad de sabernos y hallarnos ahí, plenos de salud y vitalidad...

... La mirada dulce de la niña Hindú cuando crucé más de una palabra con ella al cobrarme el jarabe para la tos en aquella farmacia en Londres...

...Descubrir el barrio de Soho un viernes por la noche... Recorrer sus calles... Respirar el ambiente... Los antros pletóricos de personas divirtiéndose... La diversidad...

...Caminar un poco más y encontrar Covent Garden Market... La alegría de escuchar a los jóvenes músicos que ambientaban el lugar...

...El perrito reticente a continuar el paseo con su dueña a un lado del Támesis...

...Observar y admirar a los que practicaban remo en el río...

...Los sueños compartidos ese día... La mirada prospectiva... Los deseos decretados hacia el Universo...

...Los cisnes y los patos del Lago del Amor en Brugges...

...El hambre del primer día de este año... Y parecía ser todo estaría cerrado... Sin víveres en el refrigerador de Dorothea, mujer ginecobstetra...

...La felicidad al descubrir que sí había un restaurante abierto, un Konditorei, justo a dos cuadras de la casa de Dorothea, mujer que se duerme a las 11.

...Escuchar a "Las Supremas" en el Konditorei... Saborear el delicioso desayuno... Comprar los pastelitos y panecillos en esta cafetería para comerlos un poco más tarde...

...Los ciudadanos Alemanes equipados con sus kits de juegos pirotécnicos para celebrar el Año Nuevo...

...Bueno, hasta los hooligans del autobús ahora me parecen chistosos y no tan perturbadores como esa noche...

¿Te acuerdas mi querida niña cómo nos reímos al hablar tú y yo como los hooligans?

Los recuerdos, lo bien vivido, lo comido, lo bailado y lo divertido... eso es lo que yo me llevaré cuando a otra dimensión me vaya...

A vivir la vida y vivirla bien...

Konditorei, cadena de cafeterías en Alemania... simplemente delicioso

Covent Garden Market... sale en una escena de My Fair Lady (Audrey Hepburn)


La Valentina en el bazar Navideño en Hamburgo

Mirando los cisnes y los patos

Bazar Navideño en Alemania

martes, 15 de marzo de 2011

Preferible Perder El Celular A Un Guante

Quienes estamos acostumbrados a un clima templado durante casi todo el año, vemos el frío y la nieve como algo lejano o accesible solamente a través del cine, la televisión, fotografías o internet; o bien, como un suceso que nos ocurre cuando se nos ocurre visitar nuevos horizontes en invierno.

No tenemos la vestimenta, el calzado, ni la idea adecuada de la experiencia de la nieve.

Y, por supuesto, tampoco aguantamos el rigor del frío.

Para quienes somos de tierras tropicales es una verdadera pachanga, por no llamarle de otra forma menos elegante, vestirse para salir a la calle y desvestirse al entrar a lugares con calefacción.

Afuera nos congelamos, adentro nos asamos.

Llevamos encima capas y capas de ropa, bufanda, gorro, guantes y abrigo. Debajo de los kilos de ropa nos ponemos las mallitas y playera del "Tata".

Y aún así, el frío nos cala los huesos.

Nada de "estás bien tapada, verás que sí lo aguantas". Nada, a mí el frío no me hace los mandados, todo lo contrario.

Pero también nos da calor, del tipo "bochornos menopáusicos".

Al calor de la calefacción dan ganas de arrancarse el abrigo y botar la bufanda, los dos suéteres y hasta las botas.

No estamos acostumbrados a llevar tanta cosa encima ni a visitar el guardarropa para depositar el roperío.

Tampoco tenemos la costumbre de quitarnos el calzado para entrar a la casa, mucho menos sabemos de cuidar guantes y gorros.

En esos lugares fríos aprendí que es preferible perder el celular a un guante.

Difícil de creer, pero cierto.

Mil veces mejor olvidar el teléfono a tener deditos congelados.

Tomar fotografías es otra odisea.




Posar para las fotos es otra historia...

...la sonrisa siempre presente, no importa cuánto frío o nieve caiga...
















...ya sabes...

...Vanity is definetely my favourite sin...




miércoles, 9 de marzo de 2011

La Lectura Llegadora

En el vagón del tren en el cual iban Valentina & Baby Face de Londres a Dover no había nadie más que ellos dos.

Acomodaron su vasto equipaje con toda calma y tranquilidad y se sentaron en un lugar con mesa para degustar sus deliciosos paninis, bebidas y postres adquiridos en la Panadería Paul, cadena francesa que ya está en Londres.

Comieron muy a gusto, las tartas y pan dulce de esta tienda son realmente exquisitos.

Al terminar sus sagrados y muy ricos alimentos, Valentina extrajo de su bolsa un libro adquirido en Londres, titulado "Human Nature: Fact and Fiction" editado en 2006 por Robin Headlam Wells y Johnjoe McFadden (Ed. Continuum).

Baby Face le pidió entonces a Valentina que leyera en voz alta y así lo hizo ella.

Una estación antes de llegar a Dover abordaron al vagón en el cual ellos iban muy felices disfrutando la lectura, dos vagabundos con acento escocés, tal vez irlandés.

Uno de ellos saludó amablemente mientras el otro solamente miró a la pareja de reojo.

Decidieron sentarse al lado de la Valentina & Baby Face.

A Valentina le dio cuscús y eso que aún no ocurría el atraco de París.

Baby Face la miró con ojos de "no pasa nada, continúa leyendo sin temor a nada".

Y ella continuó la lectura en voz alta acerca de los pensadores de la Ilustración cuyos objetivos eran limpiar al mundo de prejuicios, dogmas y supersticiones. Deseaban liberar al mundo de la tiranía y servidumbre. Creían en el principio de los Derechos Humanos Universales. Hicieron campaña para abolir la esclavitud.

Tales poetas y filósofos anhelaban erradicar la desigualdad entre naciones y deseaban ver el progreso de la igualdad entre países.

Jean-Jacques Rousseau (Discourse on The Origin of Inequality, 1755), consideraba que para descubrir el origen de la desigualdad, era menester conocer primero la naturaleza del ser humano. Sin tener tal conocimiento jamás comprenderíamos las causas de la crueldad humana, de la desigualdad social o de la explotación de una clase a la otra.

Cuando Valentina llegó a esta parte de la lectura se anunció la próxima parada en Dover.

Cerró el libro para guardarlo y el vagabundo que había saludado gentilmente aplaudió y dijo "Thank you" con una sonrisa carente de algunos dientes.

Ella se sintió conmovida, ya no asustada.

No supo si fue coincidencia o casualidad, lo que sí fue claro y cierto es que su lectura estuvo cargada de contenido que llegó no sólo a los oídos, sino al alma de su pequeño gran foro en el vagón de tren.

Con los ojos inundados y la lágrima trémula tipo "Remy", ella tomó sus cosas y les dijo adiós.

Valentina & Baby Face entonces descendieron del tren para continuar su aventura, ahora en ferry, rumbo al viejo continente.


Valentina en el tren rumbo a Dover


A punto de degustar las delicias de Paul

Vista de una de las innumerables panaderías Paul
mmta... ya se me antojaron...

martes, 8 de marzo de 2011

No Lo Pude Evitar

Lo quería evitar, pero me vi arrebatada por mis impulsos.

No quería caer en estereotipos o clichés, pero me vencieron mis oficios.

Uno de ellos es el que me ocupa en la distribución de expresiones del corazón y el otro es innato, se trata de mi deseo irrefrenable de comunicarme por  medio de la palabra escrita.

Así que me es imposible no expresar palabra alguna en este día en el cual se celebra a la mujer.

¿Alguien podría explicarme cómo reprimiría esta manifestación cuando me dedico a distribuir productos que celebran las ocasiones especiales de el ser humano?

¿Me pueden decir cómo frenar mis deseos de felicitar a mis congéneres en este día cuando el 70% de las personas que trabajan en Hallmark de México son mujeres?

¿Cómo sería capaz de no conmemorar un día como hoy cuando el 90% de mis amistades son del sexo femenino?

¿Cómo callar cuando el 98% de mis compañeras de la Licenciatura Ejecutiva en Psicología en la UVM son mujeres?

¿Cómo no hablar de este evento cuando tengo dos hermanas, dos cuñadas, un puñado de primas, muchas sobrinas, varias tías, una  suegra y una madre maravillosas?

Bueno, hasta mi Kana Veloz es una hembra hermosa.

Los críticos que sólo saben eso, criticar, pueden esgrimir la cantidad de comentarios que se les antoje, tanto en la radio, la televisión o los periódicos...

Por mi parte, festejo a todas las mujeres que conozco y me celebro a mí, con todo y mis complejidades, altibajos hormonales, impulsos, derroche de fantasías, tristezas, alegrías y ganas de vivir la vida intensamente.





viernes, 4 de marzo de 2011

El Rayo Y El Pocaluz

El día de hoy mi prima Valeria publicó una foto vintage en su muro del facebook.

Y tal imagen me trajo a la memoria al "Rayo" y al "Pocaluz" o "Pocalight".

"Rayo" porque sus cuates lo veían con cara de caballo, creo yo y "Pocaluz" o "Pocalight" porque el hombre usaba anteojos de fondo de botella para ver.

Peculiares hombres eran los inseparables "Rayo" y "Pocaluz".

Te los encontrabas en el frontón México, en el de los Elorduy y en las pachangas en casa de mis padres.

Llegaban de traje... El "Rayo" traía una cebolla y un jitomate como contribución a la fiesta y el "Pocalay" llegaba con su pomo de bacachá y sus dos cajetillas de cigarros pues fumaba como vil chacuaco.

El famoso "Rayo" se sentía galán.

El "Pocalay" también... era como el Aristóteles Onassis de Petatiux.

¿Me creerás que nunca supe sus nombres, y si los supe, se fueron a lo más inconsciente de mi inconsciente?

Y bueno, pues hoy se hicieron conscientes gracias a la foto que mi prima publicó en su feisbú.

Foto vintage... el "Pocaluz", personaje de lentes oscuros... 


martes, 1 de marzo de 2011

Abracé A Un Diablillo

Me parece que el invierno no es la mejor época del año para visitar Lübeck, al norte de Alemania, muy cerca del Mar Báltico.

El frío te envuelve y te hace caminar más rápido.

Te impide detenerte a contemplar sin prisa la belleza de esta pequeña ciudad medieval rodeada de agua, principalmente la del río Trave.

Lugar donde nació el escritor Thomas Mann, donde se confeccionan mazapanes de diferentes estilos y sabores, donde abundan techos rojos, si observas desde la torre de la catedral de St Petri.

Me gustaría regresar, pero en primavera u otoño, para disfrutar con un clima más benevolente su belleza y para abrazar una vez más al simpático diablillo, sentado afuera de la catedral de Santa María.

Me imagino que sin ese frío del demonio tanto Don Marco como yo, ambos nacidos en la costa, lo disfrutaríamos muchísimo más.

Los dos moríamos de frío.

Yo me comí casi un kilogramo de chocolate... él se tomó una tacita de glüwein para descongelarse...

Regresó muy contento, en compañía de MV, para invitarnos a las mujeres a continuar caminando y tomando fotos.

Y salimos de nuestra tibia guarida, una preciosa cafetería con techo gótico, para ir a conocer al mismísimo diablillo en persona...

Esos techos blancos son un "no, no"... seguramente también tuvieron a su Peje...

Techos rojos por doquier

Mujer congelada pide ayuda desde la torre de St Petri antes de quedar petrificada de frío ella misma

La torre de puerta de acceso a la ciudad medieval

Apenas lo estaba conociendo...

...y un ratito después hasta lo abracé

He aquí la historia del diablillo