viernes, 30 de septiembre de 2011

Matilde, Mitos y Leyendas

El primer día de clases del cuatrimestre que ayer finalizó, casi muero de un infarto cuando la vi caminar por el pasillo.
Pensé, bastante angustiada: "No puede ser, me va a tocar clase con la Matilde".
Había escuchado historias truculentas sobre esta maestra.
"Tiene mal carácter", "Es sarcástica", "Te hacer leer y releer si te equivocas cuando expones frente al grupo", "Deja muchísima tarea", "Sus exámenes son larguísimos", "Tiene una mirada penetrante", "Ni levantes la mano para opinar, si dices algo estúpido, te pone en evidencia", "Procura pasar inadvertida"...
Entré al salón de clases con el corazón en la mano.
Sentía pavor.
Su presencia me intimidaba.
En las primeras dos clases pocas alumnas levantábamos la mano para opinar o preguntar.
El ambiente era denso.
Me parece que la mayoría habíamos escuchado las terroríficas historias sobre la Dra. Sakruka.
Y yo esperaba, por tales cuentos, encontrarme con la bruja mala del cuento.
Pero puro cuento era lo que me habían dicho sobre ella.
Me encontré con una mujer instruida, con vasta experiencia en psicoanálisis, puntual, que se hace respetar por quien es y cuyo sentido del humor me mató, pero de risa.
Sí es sarcástica e irónica, ¿pero qué persona inteligente no lo es?
Es además empática cuando necesita serlo.
Más de una vez atestigüé cómo se acercó a la alumna quebrantada por algún tema que tocó las emociones.
Bromista, inteligente, simpática, maestra inolvidable.
Compartió su conocimiento con nosotras, nos explicó cuando teníamos dudas y nos hizo reír con sus comentarios.
Un día hasta nos recitó "La Guaja", completita, de memoria, con todo y el tono de voz necesario para ejemplificar el amor de una madre por su hijo.
No creas todo lo que te dicen.
No juzgues sin comprobar.
Mejor experimenta y luego habla.
El cuatrimestre que sigue me inscribiré a "Pruebas Psicológicas en la Infancia", materia que será impartida por la Dra. Sakruka, quien no tiene un pelo de mala... ni de tonta, claro está.


martes, 27 de septiembre de 2011

Sobre Aviso No Hay Engaño

Al término de nuestra primera sesión de cine debate, tras haber cenado muy rico y comentado la película "La Desconocida" (2006), dirigida por Giuseppe Tornatore, por alguna razón salió al tema la cinta "El Exorcista" (1973), dirigida por William Friedkin.
Cuando esta película se estrenó yo vivía en Port Orange, Florida.
Mis progenitores fueron a verla, a mi madre le fascinaban las películas de horror mas no a mi padre.
El hombre no tenía ni la menor idea del significado de la palabra "Exorcist" y, por tal motivo, muy condescendiente con mi madre, accedió a ver tal película.
En cuanto comenzaron las primeras escenas de la niñita poseída por el demonio, él pretendió abandonar la sala cinematográfica, pero mi madre le dijo "no, ya estamos aquí y ahora te aguantas".
Mi padre, quien alucina el cine de horror, presenció la más terrorífica de todos los tiempos.
Quizá las nuevas generaciones vean esta película y rían a carcajadas.
Posiblemente encuentren de lo más ridículo el maquillaje de la niña poseída por Belcebú.
Es probable que juzguen los efectos especiales como de película de bajo presupuesto.
A mí me tocó verla cuando ya vivíamos en la Ciudad de México.
Mi madre nos llevó porque las cuatas y yo la estuvimos friegue y friegue para verla.
Bueno, esa noche ninguna de las tres chamacas podíamos dormir.
Nos metimos las tres a una camita individual y dormimos bien abrazaditas.
Fueron varias noches las que venían a mi mente las escenas de la escuincla endiablada y esas imágenes me paralizaban de miedo.
No quería ir sola al baño, no quería estar sola en mi recámara, no quería estar sola en la casa por ningún motivo.
Hace un par de años volví a ver esta cinta en la televisión.
Marco andaba de viaje de trabajo.
¡Ah qué miedo tuve esa noche!
Casi subo a la Kana a la cama y la abrazo.
No me quería levantar ni al baño.
La cara de la chamaca poseída se me aparecía en todos los rincones de la recámara.
Medio dormí, con la luz de la lámpara encendida.
A mí me parece que "El Exorcista" es una de las películas más terroríficas de las últimas décadas.
Y lo es por un conjunto de factores.
El maquillaje logra que Linda Blair, niñita encantadora, parezca el mismísimo demonio.
Si el demonio existiera me parece que tendría esa cara.
La voz de Luzbel es impactante.
Las convulsiones y temblores de la cama de la niña producen ansiedad.
El suspenso de la madre, afuera de la recámara, fumando, escuchando las blasfemias que salen de la boca de su hija endemoniada.
El tema de la cinta, "Tubular Bells", de Mike Oldfield, provoca una atmósfera sombría.
Nomás de acordarme de alguna de las escenas se me enchina el cuero.
Si no la has visto, mejor ni lo hagas.
Si te mata la curiosidad anda a verla, pero conste que sobre aviso no hay engaño.

Escena clásica, la llegada del padre Merrin para practicar el exorcismo


La niña comienza a sentirse rara y la madre preocupada


...y aparece Belcebú...

La voz complementa su horrorosa cara

Esta escena es horrible, qué meyo!

domingo, 25 de septiembre de 2011

Qué Desconcierto

Ayer en la tarde me arreglé toda linda porque iríamos a El Lunario a ver a Karen Souza, cantante de jazz que coverea música pop.
Marco también se arregló, no tan todo lindo como yo, y fuimos por Alexia, quien aún se estaba secando su blonda cabellera cuando llegamos por ella a su casa.
Arribamos a la zona del Auditorio Nacional, estacionamos el coche y decidimos entrar a una tienda gourmet-bistro llamada "Senses", para comer algo antes de ir al concierto de la Souza.
Alexia y Marco pidieron sendos paninis, ella uno de salmón y él uno de arrachera.
Yo me apegué a mi dieta de la zona, ordené una ensalada citrus con queso de cabra.
Por cierto, he bajado 3 kg y estoy ENCANTADA porque hacía mucho tiempo que no bajaba de peso ni con chochos.
Regresando al relato de la noche de anoche....
Un lugar muy lindo este lugarcito llamado "Senses".
Sostuvimos una agradable charla sobre diversos temas y partimos de ahí a las 8.45 pm para llegar a tiempo a El Lunario.
Hace muchos años que no iba a este lugar.
La última vez que estuve ahí fue para presenciar un monólogo, de cuyo nombre no  me acuerdo.
Lo que sí recordaba de este recinto es que antes parecía un granero con paredes negras.
Ahora está convertido en un bar de atmósfera cálida, en el cual puedes tomarte unos drinks o comer algo mientras escuchas buena música.
Abrieron el concierto un cuate que tocaba la guitarra eléctrica y una chava con unos jeans padrísimos, con bordado de colores vivos y su guitarra acústica.
¡Muy bien ellos dos!
La niña con una voz estupenda y el tipo con una cabellera larga y lacia bastante cuidada.
Mi amiga y yo nos preguntamos cómo le harán los hombres de cabello largo para tenerlo tan bonito y sano.
¿Será la testosterona?
En cuanto terminó el dueto de guitarristas se apagaron las luces para dar entrada a la tan esperada presencia de la Karen Souza.
Abrió el pianista.
Minutos después, de la mano del baterista, entró la mujer rubia, alta, blanca blanca y muy delgada al escenario.
Sin mayor preámbulo comenzó a cantar.
Con una mano en el micrófono y el otro brazo cruzado, se paró al centro del escenario, pero volteada hacia la derecha, mirando al pianista.
El brazo cruzado todo el tiempo
Una mujer despeinada, desgarbada y jorobada cantaba sin ver al público, sino al pianista.
Antes de esta noche yo pensaba que la Souza era una mujer de gran presencia, atractiva y sexy, porque así luce en las fotos promocionales.
Y así fue como le vendí a Marco la idea, para que acudiera con más entusiasmo al concierto de una cantante que en su vida había escuchado.
Cuando la vi sobre el escenario sólo atiné a mirar a Marco con cara de "sorry zorrito".
La velada fue salvada por los músicos, un bajista con cara de dormido, pero bueno en lo suyo; el baterista y, por supuesto, el pianista.
La Souza tiene buena voz, pero debería concretarse a grabar discos.
Para mi gusto no tiene ni la presencia, ni la actitud, para cantar frente a un auditorio.
No se entregó, no contactó con las personas, cantó sin pasión, como por compromiso.
¡Ah qué mal sabor de boca me dejó!
Lo bueno es que tanto Alexia, Marco y yo lo tomamos con sentido del humor.
Mi amiga y yo nos acabamos a la güera y los tres disfrutamos de la caminata por Reforma en una noche de clima sumamente agradable.
No les recomiendo en absoluto a la Karen Souza.
Ella se siente diva, pero está muy, pero muy lejos de serlo.

Su chal de conejo en el recinto de calor infernal


Nada que ver en persona.



viernes, 23 de septiembre de 2011

El Niño de las Gafas de Pasta Negra

Cierta tarde de verano la niñita de las piernas flacas, como un par de popotitos, se encontraba regando el césped del jardín cuando llegó el niñito de las gafas de pasta negra, montado en su bicicleta, con un ramo de flores silvestres.
La niñita se sintió nerviosa.
El niñito bajó de su bicicleta, se dirigió a ella, le entregó el ramo de flores silvestres y le pidió que se casara con él.
La niñita no supo qué decir. Sólo atinó a aventar las flores y la manguera al suelo y correr hacia el interior de su casa.
El niño se quedó afuera, triste y perplejo.
La niñita entró a su recámara y comenzó a llorar y gritar que ella jamás se casaría ni tendría hijos.
La mamá de la niñita, al escucharla, se dirigió a la recámara y la tomó entre sus brazos.
¿Qué sucede?, preguntó a la chiquilla.
Y la niña lloraba torrencialmente y seguía diciendo: "Nunca me casaré ni tendré hijos".
La madre acariciaba los cabellos lacios de la niñita y le decía: "Está bien, está bien".
Cuando la niñita creció sí se casó, pero jamás pudo engendrar hijitos... y sí quería tenerlos...

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Con la Pena

Yo fui una niñita flaca y muy callada.
Los amigos de mis padres me llamaban "little lady".
Yo no interactuaba con los adultos durante las fiestas en casa de mis progenitores.
Me concretaba a mirarlos un rato y luego prefería irme a mi recámara a dormir.
Era una niñita sumamente tímida.
Niñita penosa
En el primer kinder que estuve, aquí en México, prefería quedarme en el salón de clases a la hora del recreo.
Mi carácter introvertido no mejoró con el tiempo.
Cuando llegué al kinder en Florida, E.U., me sentí perdida.
Sumado a que me daba harta pena entablar comunicación con otros niños, éstos hablaban un idioma desconocido para mí.
Ah!, cómo se me dificultó integrarme.
Y de pronto mis padres decidieron que era momento de cambiarnos a otro condado.
Mi padre era pelotari (profesional del Jai Alai o pelota vasca) y cada temporada trabajaba en un frontón diferente.
Cada vez que nos mudábamos yo sentía una angustia espantosa pues significaba conocer otra vez gente nueva... y la necesidad de adaptarme.
Cuando llegué a la preadolescencia, mi timidez se redobló.
Me daba vergüenza mi cuerpo transformándose en el de una "little lady".
Usaba chalecos para esconder mis nuevas formas femeninas.
Le pedía a mi madre que ella entrara a la farmacia a comprar las toallas sanitarias.
Cuando ingresé a la preparatoria conocí un mundo nuevo y diferente.
Al inicio de clases me fue difícil entablar amistades, pero al poco tiempo ya formaba parte de mi grupo de pares.
En ese clan me sentía contenta, libre y sin vergüenza.
Pero la timidez no se había marchado.
Fue quizás por ese motivo, entre muchos otros, que decidí estudiar periodismo.
Consideré que en ese oficio no me quedaría más remedio que comunicarme.
Me vería enfrentada a personalidades importantes y no importantes para entrevistarlos.
Se me tendría que caer la máscara de la timidez... o me tendría que poner la careta de yo soy muy extrovertida.
En la actualidad yo podría llegar a un lugar y presentarme de la siguiente forma:
"Hola, me llamo Valentina y soy muy tímida".
Y al poco rato alguien me podría decir que mi presentación ha sido una total falacia dada mi facilidad para integrarme a nuevos grupos de personas sin pena alguna.
O bien, me puede ganar el silencio y sólo observar.
En esos casos, me integro a pasos cortos, me acerco a las personas que me inspiran confianza.
Yo me he esforzado por combatir la timidez, pero lo cierto es que es una característica de mi personalidad y me acompañará hasta el momento de despedirme de esta dimensión.
Y tú...  ¿Eres una persona tímida o extrovertida?

lunes, 19 de septiembre de 2011

Fantasmas del Pasado

Algunos fantasmas del pasado son agradables y hasta es un gusto recibirlos.
Pero hay espectros del pasado a los cuales quisiera desaparecer y no verlos nunca más.
Y aparecen muy seguido.
Pueden llegar en la forma de un gesto, palabra, actitud o mirada del otro.
A veces los siento en la presencia de un aroma o sonido que los revive.
De pronto aparecen en la oscuridad, sobre todo en las noches de lluvia torrencial.
Los recuerdos dolorosos siguen angustiándome.
Me provocan tristeza.
Desbordan llanto incontenible que sale de mis ojos.
Provocan un nudo que duele en mi garganta.
Cómo quisiera que hubiera una pócima mágica y eliminarlos para siempre.

jueves, 8 de septiembre de 2011

La Hora del Lobo

Necesitaba tomarme un descanso, he estado viendo numeritos y letritas durante varias horas y ya tengo la vista cansada (un achaque más de los 40's)... Odio admitir este tipo de cuestiones propias de los "tas", pero son la meritita neta del planeta.
Y bueno, decidí venir a tomar mi "break" a mi diván de terciopelo azul para contarte que durante las últimas semanas me ha dado por ver películas de Ingmar Bergman.
Estoy en mi ciclo Bergmaniano.
El joven que me atendió el domingo en la librería Gandhi  (joven, hace algunos años difícilmente habría utilizado este término), me preguntó "¿Y no encuentra tediosas las películas de Bergman?" (así, me habló de usted)...
A lo cual le contesté: "Estoy estudiando Psicología".
Y el joven puso cara de "Ahora comprendo" o de "¿A su edad?" y gentilmente me ayudó a encontrar todas las películas de este director sueco que hubiera en existencia.
Algunas ya las tenía en mi cineteca, otras no.
Adquirí, entre otras, una titulada "La Hora del Lobo", estrenada el 19 de febrero de 1968.
El 19 de febrero es el día en que yo nací, pero no en 1968 sino tres años antes caray.
Y bueno, ayer en la tarde llegué temprano a casa y me dispuse a ver este filme, acompañada de la Kana y de una rebanada de pastel mil hojas como nunca encontrarás ni en la mejor de las pastelerías.
Fue hecho por nuestra chef Carmelita, quien se encarga de preparar nuestros alimentos en la oficina.
Volviendo a la película, los protagonistas son Liv Ullmann (qué raro), puedo aventurarme a afirmar que ella protagoniza un 85% de las cintas de este director y Max von Sydow, mejor conocido por su interpretación como el padre Merrin en "El Exorcista".
Alma (Liv Ullmann) 
Hasta el día de ayer he visto aproximadamente seis películas de Bergman más las que se acumulen.
De las que he visto, ésta me parece la más sombría, la que nos lleva de la realidad a las pesadillas más grotescas de una escena a otra.
No sabemos en qué momento estamos en la realidad del pintor en crisis o cuándo estamos frente a los fantasmas de su pasado.
La esposa, cuyo nombre es Alma, interpretada por Ullmann, está decidida a rescatar a su marido de los oscuros laberintos de la locura, pero pronto se da cuenta que si insiste en tal misión, ella también se perderá sin retorno a la salud mental.
Hay una escena, es de madrugada, la pareja está despierta y el esposo dice a la mujer: "La hora del lobo es el momento entre la noche y la aurora, cuando la mayoría de la gente muere, cuando el sueño es más profundo, cuando las pesadillas son más reales, cuando los insomnes se ven acosados por sus mayores terrores, cuando los fantasmas y los demonios son más poderosos".
El padre Merrin cuando era joven

Desde el inicio se vislumbra que el artista difícilmente saldrá incólume de sus delirios...
...y termina siendo "devorado" por los fantasmas que lo acechan...
Muy recomendable, si te gusta lo gótico, si te interesa el estudio del comportamiento humano psicopatológico, si tienes una tarde libre y ganas de ver buen cine.
Ahora sí, regreso a mis labores.
Te mando un abrazo dondequiera que tú estés.





miércoles, 7 de septiembre de 2011

Los Hermanos y Hermanas del Alma

No sé exactamente cómo comenzar a describir lo que deseo comunicarte el día de hoy.
Bueno, lo haré tal y como lo siento.
Nacemos en cierto seno familiar, de un padre y una madre que no seleccionamos -conforme a mi sistema de creencias-.
Luego vienen los o las hermanas, en mi caso fueron las cuatas, yo soy la mayor.
A ellas tampoco las elegí, llegaron cuando yo tenía casi tres años de edad.
A mi sistema familiar se agregan tíos, tías, primos, primas, sobrinos, sobrinas y ya no abuelos ni abuelas.
Y fue durante mi adolescencia cuando encontré a dos personas especiales que elegí para formar parte de mi mundo.
Y me refiero en particular a dos amigas muy queridas. Ellas han estado presentes desde entonces en mi vida.
Conocen de mí mucho más que cualquier otra persona, incluso más que mi madre o mi padre o mis hermanas.
Saben exactamente cómo pienso, qué me duele, qué me gusta, qué detesto.
Hemos pasado juntas por diferentes etapas de nuestras vidas.
Graduaciones, cumpleaños, nuestras bodas, nuestros divorcios, nuestros nuevos amores.
Hemos vivido las enfermedades propias y las de nuestras respectivas familias.
Nos hemos enfrentado a cualquier tipo de dilemas.
Nos hemos contado nuestros más íntimos secretos.
Nos queremos y también nos hemos odiado.
Como en toda relación donde hay amor también hay odio, pero nunca indiferencia.
Con ellas comentamos los libros que nos gustan, las películas que vemos, hablamos de la música que amamos, conocemos nuevos géneros musicales.
Nos reímos de las cuestiones simples de la vida.
Y siempre, siempre, siempre, estamos ahí la una para las otras dos y las otras dos para la una.
Como los 3 mosqueteros.
Somos un clan de tres.
Y hoy te he querido contar de mi especial amistad con estas mujeres porque hace dos días falleció el mejor amigo, el "broder" del alma de un nuevo amigo mío al cual conocí a través de un grupo de melómanos en el facebook.
Y a mi amigo lo ha invadido la tristeza.
Y yo comprendo su tristeza.
Me pongo en sus zapatos.
Si mis dos amigas se me adelantaran en el viaje hacia la otra dimensión me sentiría abrumada, inconsolable, triste y casi manca.
Ya les dije que por favor, nunca, jamás, por ningún motivo, se les ocurra partir de aquí antes que yo.





domingo, 4 de septiembre de 2011

Del Amor y Otras Cosas...

Este domingo amaneció nublado en la Ciudad más grande del mundo.
Al parecer llovió durante toda la noche.
Digo al parecer porque dormí profundamente.
Me desperté tarde.
Levantarse tarde, para mí, significa a las 10.30 am.
Me despertaron los ruidos que Marco y Kana hacían.
El se fue al club a nadar.
Kana está echada en alguno de sus tapetes dispuestos por todas las habitaciones de esta casa.
Yo preferí no ir al club.
Hace varias semanas que no hago ejercicio.
Me estoy tomando unas vacaciones.
Había sido más o menos estricta con la disciplina del ejercicio y en este momento de mi vida estoy harta de eso.
Me preparé un buen desayuno, tomé jugo de toronja natural, un café bien hecho y me senté en la mesita de la cocina, acompañada de mi laptop y el Ipod.
Estoy escuchando a mis amigas Joss Stone, Roberta Flack, Aretha Franklin, Nina Simone, Adele, Amy Winehouse y a mi cuate Al Green.
A esta mezcla la titulé Soul Music pero hay de todo, entre soul, blues y tal vez un poco de jazz.
Desde mi silla veo el patio trasero.
Estoy contenta porque veo las plantas que elegí para hacer más alegre ese espacio.
Dos patas de elefante que han crecido como lo hacen los niños.
Quisiera tener un jardín así...
Unos bambús que tienen dos funciones: decorar y hacerla de barda para tapar el calentador de agua.
También veo el ficus todo despeinado, le he pedido al jardinero que no lo pode. Quiero que se vea tal como es en su maceta de barro al natural.
Odio que pinten las macetas de barro.
La belleza de las macetas de barro estriba precisamente en eso, que son de barro y el barro no debería pintarse de ningún color.
Es un nou nou pintar las macetas de barro
Me parece una ignominia las macetas de barro pintadas con barnices rojos muy brillantes.
En este momento canta Nina Simone un blues: "Ain't no Use".
Es un reclamo al hombre que no supo amarla a tiempo y lo ha mandado a paseo.
Ya terminó y el Ipod seleccionó aleatoriamente otra canción de la Simone: "My baby just cares for me".
En ésta el hombre la adora y su única función en la vida es preocuparse y ocuparse de ella.
¿Por qué a las mujeres nos importa tanto que nuestro hombre nos adore?
Y me contesto: eso no es solamente algo femenino.
A los hombres también les interesa que sus mujeres los amen y admiren.
El amor correspondido...

La diferencia es que ellos son más independientes.
Yo apenas estoy aprendiendo a amar sin ser dependiente.
Ahora está cantando Amy: "You should be stronger than me".
Cómo me gusta la voz de esta niña que ya no está pero sí lo está a través de sus canciones.
Bueno, ya terminé de desayunar y de divagar en mi diván.
Ahora me prepararé otro café y me arreglaré para ir a pasear con Marco cuando regrese del club.
Te deseo un buen domingo, estés donde estés.



viernes, 2 de septiembre de 2011

La Valentina Cumple Dos Años

Este mes El Diván de la Valentina cumple DOS años de vida.
El día que lo inauguré no imaginé que escribiría más de unos cuantos "posts".
Y resulta que con éste serán 246.
Yo quisiera venir a divagar a mi diván de terciopelo azul todos los días, pero eso no me es posible.
La vida actual es muy ajetreada.
Para casi todos.
La mía lo es.
Nunca paro.
¿Tú sí?
Yo a veces quisiera botar algunas cosas.
Sentirme más ligerita.
Y marmotear más seguido.
¿Pero sabes qué?
El trabajo nos ayuda a mantenernos con la mente sana, al menos eso aseguraba Freud.
El padre de la Psicología también afirmaba que el amor era otro elemento indispensable para tener salud mental.
La Dra. Sakruka, una de mis maestras de la Lic. en Psicología, esgrime que ella le agregaría la creatividad a este binomio.
Y me parece que ambos estudiosos del comportamiento humano tienen razón.
El trabajo me mantiene física y mentalmente ocupada.
Además, me mantiene económicamente.
El amor por mí, mi pareja, familia, amigos y Kana me hace sentir muy bien.
Supongo, más bien estoy convencida, eso indica que tengo una psique sana.
En cuanto a lo que dice la Dra. Sakruka, me parece que a través de mis escritos en este diván expreso algo de mi creatividad.
Me siento infinitamente feliz cuando toco sentimientos y emociones de las personas a través de mis textos.
Y supongo que eso es bueno para mi salud mental.
Sin embargo, a veces no duermo bien y durante el día me siento fatigada.
Ni el café más potente logra despertarme.
¿Será cosa de la edad?
¿Se tratará del estrés?
¿O de mi reciente recaída en la depresión?
Bueno, en este preciso momento no necesito encontrar esa respuesta, la cual, al final de cuentas, tampoco me interesa.
Lo que sí me importa es esta comunicación que he establecido contigo a lo largo de dos años a través de este medio.
Hace dos décadas jamás hubiera creído posible que esto pudiera ser posible.
Feliz cumpleaños para mí, la Valentina de los Remedios Mágicos y Caseros.
Te mando un abrazo dondequiera que estés.

Las Dos Fridas... Luego te contaré por qué me identifico tanto con esta mujer 


Me encanta la luna, imagínate si hubiera dos... 

Dos copas de champaña para decir ¡SALUD!