miércoles, 30 de noviembre de 2011

Un Poco Grinch

Hace varios años me emocionaba la Navidad.
Desde el mes de Septiembre pregonaba al mundo la incipiente llegada de tal fecha.
Hace cuatro años decidí poner un alto al arbolito de Navidad.
Nada.
Dije nada de nada.
Ni un adorno alusivo al tema.
Sin embargo, una persona especial me convenció de lo contrario.
Así que no abandoné algunas tradiciones.
El me acompañó a comprarlo y adornarlo.
Hace tres años volví a decorar la casa con la Navidad.
Hace dos años, también.
Hace un año puse solamente algunos ornamentos, no un arbolito porque estaríamos en otros lares.
Este año he colocado un arbolito diferente a todos los demás.
Lo siento como de novela de Dickens.
Vieras qué bonito luce.
Le puse monos de nieve y santacloses de peluche.
Sólo me faltan las luces.
¿Y te digo algo más?
Cada Navidad me gusta menos.
Detesto el exacerbado tránsito vial en esta temporada en la Ciudad de México.
Detesto las filas en el supermercado.
Detesto no encontrar lugar en el estacionamiento.
Detesto el estrés de las personas.
Detesto el frío que hace en las casas y oficinas.
Detesto el calor que se siente a mediodía.
Me parece que me estoy haciendo grinch.

Como que a Kana Veloz no le late el arbolito minimalista...





martes, 29 de noviembre de 2011

Manos Frías, Corazón Contento

Hace varios días que tengo bloqueo para escribir.
Los temas rondan mi cabeza mas se niegan a salir.
Mis dedos sobre el teclado no se mueven.
Tengo las manos frías.
No logro articular las palabras para construir.
Y por más que pienso y pienso mi cabeza se resiste a manifestar lo que adentro de ella hay.
Lo que sí te puedo contar hoy es que mi corazón está contento.
Encontré mi oficina esta mañana llena de juguetes para donar a la Casa Hogar "La Asunción".
Es la primera vez que participo en una labor filantrópica.
Y tengo miedo.
Me parece que toda primera vez provoca este sentimiento.
Posiblemente por la incertidumbre.
De lo que sí tengo certeza es de la emoción interna que hoy siento.
Las niñas de esa Casa Hogar posiblemente tienen carencias, sobre todo de cariño y atenciones.
Los niños y niñas con huella de abandono, de maltrato y soledad me mueven mucho.
Quisiera salvarlos a todos.
Y sé que eso no es posible.
El Universo a mí me ha dado mucho,
es momento de retribuir, aunque sea con un poquito...

Gracias a mis compañeros de Hallmark de México por  donar estos juguetes.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Se Hizo Mucho del Rogar

Tenía antojo de una cafetera Saeco, pero son ridículamente caras.
Con lo que cuesta una de esas maquinitas puedo hacer muchas otras cosas.
Como irme a la playita, por ejemplo.
Busqué y busqué, acompañada de mi amiga Alexia, hasta que encontré una Oster divina que hace exactamente lo mismo que una Saeco.
Prepara espressos y capuchinos.
Quizás hay quien opine que no es lo mismo un Mercedes que un Nissan,
pero en la actualidad ya no pienso así.
He trascendido lo material.
Y no soy Osho ni la madre Teresa de Calcuta.
Disto mucho de serlo, pero sí he aprendido que lo esencial en esta vida es el goce de los sentidos.
Lo que veo, lo que disfruto, lo que escucho, lo que siento, lo que escribo, lo que hablo.
Esas experiencias son las que se irán conmigo cuando me vaya a la otra dimensión.
Las cosas materiales aquí se quedarán.
Se irán a la basura.
Formarán parte de la contaminación ambiental y del deterioro del planeta.
Yo me iré de aquí con lo vivido y lo bailado.
Eso no se pudre, no estorba, no provoca dilemas de yo lo quiero, es mío, ella me dijo que me lo heredaba...
Y bueno, por ahora disfruto de mis buenos espressos preparados con mi lindísima cafetera Oster cuyo precio es 15 veces menor al de una Saeco.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Me Seduce y Caso Le Haré

Hace algunos años fui la poseedora de una cafetera Saeco.
Muy feliz fui con mi maquinita.
Cada mañanita tomaba mi espresso recién hecho.
Cada tardecita tomaba mi capuchino con todo y su espumita.
Compraba café en grano de la marca Illy,
porque sonaba igual al nombre de alguien muy cercana a mí.
Porque es un café de notas aromáticas que sorprenden el paladar.
Y bueno, la Saeco y otras cosas más se han ido ya.
Algún tiempo estuve triste por tales pérdidas.
Ahora las he dejado ir, es insano el apego.
Mi Saeco ha sido sustituida por una cafetera Nestlé,
ignominia para los amantes del buen café,
pero muy práctica para una mujer como yo.
Sin embargo, últimamente veo una maquinita para espresso que me seduce...
Y el pretexto perfecto encontré para hacerle caso a sus coqueteos.
Un amigo muy querido, llamado Federico,
Colombia visitó y de mí se acordó.
Me trajo como regalo un paquete de café "Juan Valdez" premium selection,

una combinación única de cafés colombianos,
ideal para la preparación de espressos.
Entre sus atributos se destacan un cuerpo alto,
aroma intenso y sabor perdurable,
características esenciales de un espresso perfecto.
Me parece que una cafetera para hacer espresso,
será mi autorregalo  de Navidad.




jueves, 10 de noviembre de 2011

Muy Poca Madre... y Padre...

La tarea principal de la niñita consistía en preparar la jeringa con heroína de sus trastornados progenitores.
En cuanto se "iban de viaje" la niñita retiraba la jeringa de la mano inerte, desanudaba la liga del brazo y quitaba el cigarrillo encendido de la otra mano inmóvil.
A veces acomodaba el sombrero y las gafas oscuras del padre cuya mirada se veía perdida.
Y mientras papá y mamá andaban en sus "vacaciones", la chiquilla se entretenía platicando con las cabezas de sus tres muñecas, una de ellas la de una Barbie rubia a la cual nombró "Mustique".
En uno de esos "viajes", a la madre le da el patatús por una sobredosis.
El padre considera una medida inteligente salir huyendo con su hija, Jeliza Rose, a una casa abandonada, ubicada "in the middle of nowhere".
El ritual de la preparación de la jeringa viajera no cederá, hasta el día en que también papito se queda en la otra dimensión.
En ese momento la niña rompe definitivamente con la realidad.
No se da cuenta, o no quiere admitir, que el padre ha muerto.
Y a partir de ahí, Jeliza Rose se adentra en un mundo imaginario sumamente extraño que posiblemente la salve de la soledad, del trauma de los padres drogadictos, de las carencias afectivas, alimenticias y de educación.
Esta es la perturbadora historia de la cinta "Tideland" (2005), dirigida por Terry Gilliam, interpretada por Jeff Bridges (el padre), Jennifer Tilly (la madre) y Jodelle Ferland (Jeliza Rose).
Es una película que terminas odiando o... no amando, pero tal vez sí logrando comprender cuánto daño pueden ocasionar a la psique de una niña un padre y una madre que no tienen nadita de madre.

La niña con sus dos amigas, las cabezas de sus muñecas.
Al fondo, la casa destartalada.

La niña ¿imitando a la madre?

Aquí sostiene un diálogo con su amiga "Mustique"

Duerme junto al padre muerto.


Aplicando masaje a las gordas piernas de la madre pasoneada.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Todo Cambia... Todo

Cierto día se enteró que padecía diabetes.
Comenzó a perder peso.
Se vio muy delgada en el espejo.
Posteriormente comenzó a mirar un reflejo difuso de sí misma.
Hasta que un día ya no pudo observarse.
No se lo dijo a nadie.
Continuó su vida y sus rutinas cotidianas, fingiendo que sí veía, igualita a Ursula Iguarán, quien vivió más de 100 Años de Soledad.
Una mañana se cortó el dedo del pie izquierdo.
Hecho que también ocultó en su baúl de los recuerdos.
Lamentablemente, no tan pronto, una de sus hermanas vio su pie infectado.
El día de hoy ella reposa en una cama de hospital.
Se encuentra en estado de shock.
De repente es invidente y le han amputado tres dedos de su pie derecho.
Es durante la noche que ella ahoga sus gritos de dolor, tanto el físico como el emocional, bajo su almohada.
La vida no siempre es color de rosa.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Sensaciones De Mujer

Abajo del esternón y ligeramente más arriba del estómago es donde ella recibe las emociones.
Las palabras dolorosas llegan ahí clavándose como cientos de dagas miniatura.
La sensación asciende hasta la garganta, se anuda y coquetea con las lágrimas.
Primero se inundan los ojos y luego ellas se desbordan, algunas entran a su boca, las más tímidas bajan hasta su cuello.
El deseo por el hombre también se manifiesta en este sitio inexplorado.
Mariposas variadas ahí revolotean.
La vibración desciende hasta el estómago y ella siente bonito.
El sentimiento de rabia también encuentra ahí su refugio.
Surge como un calambre que la parte en dos.
La sensación envenena las arterias y finalmente se deposita en el corazón.
El corazón palpita más de lo debido.
Es entonces cuando la ansiedad se instala, muy cómoda ella, como si estuviera en su casa.


jueves, 3 de noviembre de 2011

Mis Novios y Yo

Yo, Valentina, confieso que he viajado en el tiempo y espacio.
En las diferentes épocas del tiempo musical.
Algunas veces he ido a la Gran Bretaña, otras a Estados Unidos y en una ocasión a Canadá.
Ayer descubrí mis viajes por diversos lares.
Tuve un "insight", como dirían los psicoanalistas.
O "me cayó el veinte", como dirían en mi pueblo.
He tenido hartos novios.
Todos ellos dedicados a una de mis pasiones favoritas.
Primero anduve con George Harrison.
Cómo me gustaba este hombre alto y delgado, de facciones finas, compositor sensible y de alma noble.
La relación no duró porque entró en escena un tal Eric Clapton, cuya forma de tocar la guitarra fue factor importante en mi decisión.
Luego descubrí que el Clapton se sentía demasiado atraído por las drogas y el alcohol, así que lo boté.
En eso andaba cuando se me atravesó el Jagger.
Feo con "f" de foco fundido, pero sexy a más no poder.
Con éste sólo tuve una aventura, demasiado mujeriego y adicto a sustancias psicotrópicas, igual que el anterior.
Salí de ahi corriendo en frieguiza y en una calle londinense me topé con Roger Daltrey y me dije a mí misma: "¿Por qué no?".
Pregunta a la cual muy pronto encontré respuesta.
Eso de romper guitarras en el escenario no era nada sano.
Me autoanalicé y descubrí que me gustaban los chicos malos.
Había llegado el momento de dirigir la mirada a hombres más fresones.
Fue así como conocí a Rick Springfield.
Tan guapo él, pero demasiada mermelada para mí. Pronto me empaché y lo cambié por David Cassidy, quien yo pensaba era un chico bueno porque salía en "La familia Partridge".
Pero era igual a los otros, mujeriego, alcohólico y adicto a esas sustancias que transforman la realidad de una forma increíble.
En los 80's fui a ver "Live Aid".
Ahí me presentaron a Paul Weller y pensé: "Merezco". Flaco, alto y sumamente sexy.
Todo hubiera ido bien con él pero tras bambalinas divisé a Tony Hadley, con todo y su chamarra larga de cuero negro.
Irresistible, sobre todo cuando lo escuché cantar sus rolas tan románticas.
Fue ahí donde también me topé con un Sting muy joven y con cara de hormiga.
No me latió en absoluto.
El que sí me latió fue Peter Gabriel, en aquel tiempo estaba rechulo. Justo como me lo había prescrito el doctor.
Posiblemente ahí me hubiera quedado, pero pronto me aburrí.
Pasó el tiempo y me volví a encontrar a un Sting más maduro. "Oh my god" (me dije con tono de Janice, la de Friends).
De aquí soy.
Cuerpo, cara, ojos, pero sobre todo, sensibilidad y musicazo.
Pero tenía un problema.
Era casado.
Y yo también, con uno que se parecía mucho a Sting, en la época madura, no la de cara de hormiga.
Después me divorcié y cierto día me encontré a Chris Botti, trompetista y compositor.
Hermoso, como un Dios Griego, pero algo silencioso.
A través de él llegué a Michael Bublé, cantante sumamente criticado, pero simpático y de muy buen ver.
Tampoco funcionó.
Yo tenía novio, un hombre no cantante ni compositor, pero sí melómano a morir.
Y desde entonces mis novios sólo habitan, como siempre lo han hecho, en el mundo de mi imaginación.

Harrison, en la época en que babeaba por él.


Clapton, cuando desplazó a Harrison de mi vida, mas nunca de mi corazón.


Flaquito sexy, muy bien para un ratito solamente.


El del cuerpazo de The Who, Roger Daltrey


¿A poco le dirías que no a Rick Springfield cuando estaba así?

Rechulo el David Cassidy

Paul Weller, de Style Council, sexy, sexy, sexy


Tony Hadley, de Spandau Ballet, qué guapo era cuando el Live Aid.

Sting con cara de hormiga.

Qué mirada la de Peter Gabriel en aquellos tiempos...

Esto ya es otro Sting, muy bien le cayó la madurez...

Como un Dios Griego este hombre trompetista.

Me encanta él y cómo canta... Michael Bublé.

Me faltó mencionar a otro que fue mi novio imaginario,
Cat Stevens, también sensible, me fascinan sus canciones.