jueves, 4 de octubre de 2012

Ordenes son Ordenes

El viernes por la tarde me fui directo a casa al salir de la oficina.
No reunión.
No fiesta.
No pachanga.
Descanso.
Para presentarme fresca al examen de Métodos II, el sábado a las 7 am.
Reprobé el examen, pero eso es lo de menos.
Lo importante es lo siguiente.
El viernes por la noche me senté en la mesa que está en la cocina.
Puse música, no sólo como ruido de fondo.
Dejé que las letras y las notas de una canción tras otra llenaran mis sentidos.
Cerré los ojos y caminé hasta mi corazón.
Y desde ahí decreté una petición al Universo.
Con la notable fuerza de mi invisible alma.
Con la intención nacida en mis entrañas.
Concentrada en las palabras exactas, redacté la orden.
Una paz indescriptible me invadió.
Abrí los ojos.
Canté y bailé.
Y con esa tranquilidad de catedral en temporada baja, me dormí.
Tres días después la respuesta recibí.
Universo, Osho, My Sweet Lord, con cuánta prontitud atendieron a mi diligencia.
Sólo tengo una palabra que decirles:
Gracias.

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