lunes, 7 de enero de 2013

Got A Feeling '13 Is Going To Be A Good Year

Hola lector/a de mi Diván, ya no de terciopelo azul, sino de la textura y color
que tú gustes y mandes.
A finales del año pasado no visité mucho este sitio.
Mi mente andaba de paseo.
Se fue a lugares lejanos.
Mis ideas decidieron abandonarme.
Se fueron a lugares lejanos.
Mi imaginación se volvió torpe.
Se fue a lugares lejanos.
Mi vida, como yo la conocía, se había desmoronado.
Era menester colocar nuevos cimientos.
2012 no fue el fin del mundo,
pero fue el fin de mi mundo.
Ese año fue el parteaguas
entre la mujer-niña
y la mujer-mujer que ahora soy.
Hacía mucho tiempo que yo ya era una mujer independiente
y feliz en el terreno profesional, incluso emprendí el estudio de una segunda licenciatura, ahora en Psicología, la cual debí haber elegido cuando tenía 20 años de edad, pero esa es otra historia.
Era una mujer, pero con una niña interior frágil y sumamente temerosa.
Un día decidí tomar a esa niñita de la mano, acercarla a mi corazón,
abrazarla muy fuerte y decirle que yo la cuidaría.
Le prometí hacerme cargo de ella.
Siempre.
En las buenas y en las malas.
En la salud y en la enfermedad.
Hasta que la muerte nos separe.
Realicé cambios necesarios en mi estilo de vida.
Algunos de ellos me tumbaron en la lona.
Otros me condujeron a laberintos oscuros, pero con salida.
El proceso de realizar modificaciones en nuestra vida lleva tiempo,
a veces más del necesario, pero cada persona baila a su propio beat.
Mi ritmo fue, lamentablemente, demasiado lento, pero seguro.
Tenía pavor de moverme de mi zona de confort.
Me sentía entumecida, pero segura.
Creía que afuera no estaba padre.
Y padre era lo que menos necesitaba, porque me tenía a mí,
con mis recursos cognitivos, emocionales, racionales...
y con los irracionales, también, especialmente aquéllos que nacen de la entraña.
Hubo factores externos que se sumaron al movimiento de la balanza emocional.
Comprendí que no puedo hacerme responsable de cuestiones de tal naturaleza.
Para no hacerte el cuento largo, 2012 me dio una revolcada más chingona
que las olas de Pie de la Cuesta.
Ahora estoy de Pie y no en la Cuesta.
Auguro que 2013 va a ser un buen año (parafraseando a The Who en la Opera Rock Tommy).
Carpe diem,
para ti,
para mí,
para todos.
Bienvenido seas, 2013.
Agárrate, que voy con todo.

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