jueves, 30 de agosto de 2012

Desesperadamente Deseamos


Yo deseo.
Tú deseas.
Nosotros deseamos.
Todos deseamos.

DESEAMOS:
...tener, poseer, detentar, sobre todo tentar, al objeto de nuestro amor o desamor.
...comprar, adquirir -aunque sea a crédito y a todos los meses de plazo que nos queden de vida- innumerables e innecesarios artículos.
...ver, mirar y hasta dormir durante la película de estreno.
...permitir entrar por nuestros oídos música, del crepúsculo al amanecer y del amanecer al crepúsculo.
...devorar, tragar, engullir, hacer nuestros esos libros, los apilados en el buró, en los estantes de la cocina y en los rincones más empolvados e insospechados de la casa.
...probar, comer y degustar hasta el hartazgo cuantos platillos nos hayan recetado.
...conocer, caminar, visitar, oler, respirar y vibrar esos sitios que sólo en fotografías hemos admirado.
...revisitar, recaminar, reoler, rerespirar y revibrar muchos lugares.
...lo que el otro disfruta, lo que la otra lleva, lo que aquéllos gozan, lo que aquéllas presumen.
...al hombre ajeno y al propio, a la mujer del vecino, al individuo solo o acompañado, a la dama de al lado, tenga marido o no.
Deseamos... desesperadamente.
Anhelamos... insoportablemente.
Ambicionamos... neurasténicamente.
Apetecemos... perturbadoramente.
Ansiamos... maniáticamente.

A veces tenemos suerte. El destino se pone de nuestro lado. Nos concede algunos de estos favores.
Pero prontito se nos termina el entusiasmo y retorna el deseo por algo diferente, algo nuevo.
Se reinstala la frustración.
Retorna el deseo.

Y así, con esta insaciable necesidad de obtener lo que no tenemos,
se nos va la vida o la vivimos.

Es tu decisión...
¿Cuál de las dos opciones DESEAS?

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