miércoles, 5 de mayo de 2010

¿Atenea o Medusa?

A veces me he sentido fuertemente tironeada por ambos brazos. Mientras uno me quiere llevar hacia un lado, el otro se resiste y me jala hacia el otro.

En esas ocasiones me he sentido confundida, tensa, rígida. Poco o nada dueña de mí misma... enojada y muy mezquina... mas con rasgos de conciencia respecto a mi actitud; sumamente irracional sin dejar de intuir que algo no está bien.

Consciente sobre el dardo venenoso lanzado, incapaz de recuperarlo para que no llegue al objetivo. Demasiado tarde...

La fuerza de uno de mis brazos me ha influido de emociones difusas tornándome defensiva y alienante. El magnetismo del otro me ha llevado al cumplimiento de objetivos basados en un deseo centrado, en el pensamiento claro y reflexivo sobre mí misma.

Desesperada me he sentido en ese jaloneo psíquico. He experimentado la otredad, lo ajeno, la experiencia de ésta no soy yo.

Ha sido Atenea, la guardiana del pensamiento, quien ha estado ahí cuando he tomado decisiones basadas en mis habilidades cognitivas y no en mis impulsos primitivos.

Sí. Cuando veo opciones, no problemas, es el arquetipo de Atenea el que está presente. Me aclara la visión, aflora mi intuición. Me convierto en un ser creativo, capaz de tomar mis propias decisiones. Soy una mujer flexible y fluyo en armonía con la vida, conmigo misma y con los demás.

Sí. Cuando me rigen las energías de Medusa me convierto en un estallido de furia y paralizo sin piedad a quien ose tener perspectiva diferente a la mía. La mujer de los cabellos de serpiente se hace presente en mí cuando me siento insegura y vulnerable.

Detesto caer víctima del arquetipo de Medusa porque ella tiene la capacidad de convertirme en piedra, fría, distante y silenciosa. En su mundo no hay lugar para la intuición, sólo para la tensión, la rigidez y el control.

Ahora bien, cuando sé decir "No", "De ninguna manera" y defiendo mi postura sin atropellar a los demás, cuando de manera racional expreso mis opiniones, tanto Atenea como Medusa están presentes.

Ni Atenea es la diosa perfecta ni Medusa es la bruja maldita. Ambas son necesarias en la psique femenina. De forma equilibrada.

Puedo recurrir a una o a la otra cuando sea necesario.

Las energías de Medusa me ayudan a defenderme, la racionalidad de Atenea me hace receptiva.

Ni mucho de la una, ni poco de la otra... las dos... todo con medida, nada con exceso.





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