viernes, 31 de diciembre de 2010

Comer, Caminar, Comprar

Camino por callejones empedrados, resbaladizos por la nieve descongelándose; paso frente a las plazas públicas, lugar de ejecuciones, espectáculo del pueblo o punto de reunión para escuchar las novedades del reino.
Respiro el ambiente medieval, lo veo en los muros recubiertos por el moho.
Trato de imaginar cómo era la Royal Mile en los tiempos de María Estuardo, reina altiva y elegante, la gente del pueblo sobreviviendo, igual que ahora.
Supongo que las calles no eran tan limpias, sólo se escuchaba "agua va".

Es invierno, ha nevado y la bruma favorece un ambiente más dramático.
Paseo por las callejuelas del castillo de Edimburgo. Emblemas de guerra y símbolos masónicos decoran el lugar.
Decido sentarme en la banca bajo el árbol sin follaje.
Miro a la gente. Turistas de todas las nacionalidades. Flashes por doquier. Hasta me siento artista.
El museo sobre las guerras no llama mi atención. Pierdo a mi gente, se han quedado mirando espadas e insignias de generales victoriosos.

Me encuentro sola.
Decido recorrer el castillo a mi manera.
Miraré solamente lo que llame mi atención. Entro a ver un espectáculo en el cual demuestran cómo ataviaban a la reina.
Capas y más capas de telas con las joyas reales como detalle final del atuendo. Era menester tener doncellas para abotonar tanto roperío.

Se me antoja tomar algo calientito, hace mucho frío para una acapulqueña no acostumbrada al clima escocés.
Entro a una cafetería ubicada en lo alto del castillo. No domino el reino, pero sí la vista. Degusto un delicioso pastel relleno de crema pastelera con sabor a limón y me empino un chocolate con crema batida.
Admiro el paisaje, pienso, imagino, divago, como siempre.
Mi gente no aparece.
Hoy es día de rebajas en las tiendas... 50% menos... mmm... suena atractivo... bastante tentador... no lo pienso más...
Me voy corriendo hacia la Avenida Princess a comprar algunas cositas lindas.

Una de las plazas de ejecuciones y/o anuncios


La Valentina en tierras de highlander, lejos de Acapulquito

Bye glamour, hace mucho frío

 Esta bufanda parece sarape de Saltillo, pero es una bufanda que compré en la tienda River Side, je je








viernes, 17 de diciembre de 2010

Namasté

No sé cuál será tu percepción, pero la mía es que este año pasó demasiado rápido.


A medida que pasan los años se me escurren como agua entre las manos.

Me resisto al tiempo, mucho más combativa que los baby boomers. 

Cada mañana me miro en el espejo. Me siento y me veo más joven que mi edad cronológica. Yo me siento bien y sé que eso es lo importante, pero cuando cada día más y más personas se dirigen a mí como "señora", entra en mi conciencia la cruda realidad.

Cuando me llaman "señora" mi diálogo interior manifiesta: "me ven como señora joven". Bueno, eso es lo que desea mi vanidoso Yo y el Ello también, dicho sea de paso.

Lo cierto es que los segundos, minutos, horas, días, meses y años los percibo ahora a más velocidad que cuando era niña, adolescente o adulta joven.

Lennon dijo alguna vez que la vida empieza a los 40 y tenía razón, pero le faltó acotar algo.

Comienzan también los achaques propios de la edad. Y algunos aparecen antes, sobre todo si tenemos el infortunio de ser sometidos a cirugías que adelantan etapas de un día para otro.

De chingadazo.

Me parece que es durante este último lustro de mi vida que he madurado y tenido experiencias para repasar y repensar cómo quiero ser en las etapas por venir.

Reconozco que me da miedo.

Detesto, odio, aborrezco la idea de envejecer.

Sin embargo, la menos frescura en mi rostro ha traído experiencia y conocimiento, algo difícil de comprar con una mastercard.

Este año ha sido para mí de enseñanza y aprendizaje.

Doloroso, sí, mucho. Torrente de lágrimas y desesperación, pero aportó un poquito más de sabiduría al disco duro de mi memoria y mucha más al corazón. Repito, esto no lo compras con una mastercard.

Espero que tu año haya sido valioso y que en 2011 goces de salud, amor, paz y serenidad.

Namasté, querido lector o lectora de éste, mi diván de terciopelo azul.



Namasté: “Yo honro el lugar dentro de ti donde el Universo entero reside. Yo honro el lugar dentro de ti de amor y luz, de verdad, y paz. Yo honro el lugar dentro de ti donde cuando tú estás en ese punto tuyo, y yo estoy en ese punto mío, somos sólo Uno”.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Un Motivo Más Para Detestar Los Lunes

Imagino hace tres días a Héctor despertando con esa ansiedad que se siente los lunes.

Imagino no pensó mucho qué ponerse, como sí hacemos las mujeres. Tal vez tomó un café y algún panecillo mientras caminó con prisa hacia su automóvil, con la urgencia de llegar temprano a la empresa, como siempre.

Imagino que el tráfico lo agobió, tal como nos sucede a la mayoría de los habitantes de ésta, la Ciudad más grande del mundo.

Imagino que iba pensando en los proyectos pendientes, en los asuntos por delegar, en los ya delegados, en la agenda laboral del día.

Un hombre de 49 años de edad, solamente cuatro años más que yo.

Un hombre culto, inteligente, honrado y bondadoso.

Responsable, entregado a su trabajo.

Imagino que esa mañana él no imaginó que ése día sería el último de su vida.

A la hora del almuerzo fue visitado por la muerte. Esta, sin previo aviso, sin pedir permiso, le infligió un infarto fulminante.

Hace algunos meses yo recibí un aviso y pretendo hacerle mucho caso.

Mi más sentido pésame para ti, mi querida amiga Ale, ya no estés triste, como tú dices, Héctor siempre estaba adelantado a todos y a todo, en el conocimiento, en la sabiduría... 

...hoy se nos ha adelantado una vez más...

Descansa en paz, querido Héctor.



miércoles, 8 de diciembre de 2010

Tras Treinta Años Sólo Me Queda Imaginar

Trato de imaginar cuántos regalos más nos hubiera dado este hombre a través de su creación artística si ese hombrecillo, cuyo nombre ni vale la pena mencionar, hubiera fallado el blanco.

Eso fue hace ya 30 años, escuché la noticia en la tele.

Ay, John, han pasado tantos hechos lamentables en estas tres décadas de tu ausencia... me imagino no te habría gustado verlos.

Ay, John, han sucedido acontecimientos maravillosos en estos treinta años... me imagino te habría encantado ser testigo de ellos.

Parece ser que muy pronto se cumplirá mi sueño de caminar por esas calles de Liverpool en las que tú anduviste...

Un saludo para ti, mi Beatle no favorito, pero sí el más talentoso...

En sus años mozos (esa frase me choca : )


Demostrando lo que sabía hacer bien

No me extraña nada esta actitud de él

El Teddy Boy con un Teddy Bear

Tenía su lado tierno

No me queda más que imaginar

viernes, 3 de diciembre de 2010

Cómo Veo A Través De La Niña De Mis Ojos

La niñita de los cabellos castaños, largos y lacios caminaba de la parada del autobús escolar hasta su casa por una vereda sombreada por los árboles. A mitad del camino se detenía para observar durante un largo rato a los ponies pastando enmedio de un paisaje verde intenso.

La niñita de las piernas como un par de popotitos, así le decía su mamá, iba a una escuela primaria pública que se parecía a cualquier colegio privado de la Ciudad de México. Le gustaba su salón de clases, con mesitas y sillitas adecuados para infantes; con paredes tapizadas de cartulinas con recortes de revistas de acuerdo al tema o color asignado por la miss; decorado con una gran pecera repleta de pececillos de todos los colores; con estantes llenos de libros y materiales de trabajo, crayolas, cartulinas, hojas, plastilina, bloques de madera, glitter, pegamento, tijeras y demás.

La niñita de la piel más que aceitunada, bien morena, por los rayos del sol de la Florida, miraba a las dos hermanas mayores de su amiga Robin, adolescentes rubias, altas y delgadas, asoleándose en sus diminutos bikinis. Ella no tenía más de 9 años, pero tomaba su bolsa playera, sus lentes oscuros, toalla grandota y se iba a tender junto a las chicas del bikini diminuto, soñando con el día en que sería como ellas.

La niñita de los dientes blancos y parejos realmente no llegó a ser tan alta y esbelta como aquel par de gringuitas que tomaban el sol y platicaban de sus novios.

A la niñita de los ojos casi negros le gustaba mucho celebrar el día de su cumpleaños en su escuela, porque la costumbre era que la cumpleañera llevara cupcakes para compartir con sus amiguitos, y éstos le cantaran el japiberdeituyu con todo y gorritos, globos y cornetas.


La niñita se ha convertido ya en una mujer, pero le siguen fascinando los cupcakes, más que por el gusto o su sabor, por lo hermosos que resultan a la vista.

He aquí algunas imágenes de cupcakes vistosos y preciosos...


El detalle de los pétalos me encanta



  Son una obra de arte


Femeninos y preciosos

Los hay también para la tía Hello Kitty


Un trabajo artesanal, cómo comerlos, hay que ponerlos de adorno

Así me gustaría estar, en la frivolidad total, rodeada de pastelillos y cupcakes...
pero María Antonieta según Sofía Coppola será tema de otro blog

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Martha y Paul

Bueno, basta de lamentos y tristezas, regresemos a la grandeza de la trivialidad, de lo mundano y de lo banal para pasar un rato agradable.


Si me conoces bien, sabes cuánto me fascinan los canes, sobre todo los ovejeros, también llamados bobtail o sheepdogs.


Si me conoces bien, sabes cuánto me gustan los Beatles, su música y su historia.


Si me conoces bien, sabes que vivo desde hace ocho años con una perrita ovejera llamada Kana Veloz.


Y pues resulta que uno de los Beatles tenía una perrita ovejera llamada Martha, supuestamente la musa inspiradora de la canción "Martha My Dear".



He aquí algunas imágenes de los Beatles con perros ovejeros...

Y el Beatle que tenía a la perra llamada Martha era Paul...



Hasta la perrita posa seria como Paul y Ringo


Martha en la pradera

Los Beatles con Martha y supongo uno de sus cachorrillos

Buena foto y la perra es hermosa

Era tan feliz como yo con mi Kana Veloz

Martha en primer plano
Lo acompañaba a todas partes
Los dos bien abrigados
Con su novia Jane y con Martha
Linda, Paul y su hijita con la perrita ovejera

Portada de uno de sus discos, recordando al de Abbey Road, ahora con su can y sin los otros Beatles




Y por lo visto nunca ha dejado de adorar a este tipo de canes



Y cómo no adorarlos si son una belleza y tienen un carácter deliciosamente infantil que les perdura de por vida


Kana Veloz es parte de la alegría en nuestro hogar

Nuestra perrita ovejera, por supuesto que le compondríamos una canción titulada "Kana My Dear"