miércoles, 11 de enero de 2012

Permiso Me Otorgué

Las recién pasadas vacaciones me comporté como una niña.
Mas no por los berrinches o caprichos de la naturaleza femenina,
sino porque realicé actividades propias de la infancia.
Jugué a los globos con agua...
...a que me llenaban de espuma, con todo y mi recién planchada blusa de lino.
Pisé el pasto desprovista de sandalias, me batí de lodo y esperé en vano el regaño; me quedé sin recibirlo porque ya soy adulta.
Ah!, qué delicia es ser grande y que nadie te diga lo que sí y lo que no.
Teñí con colores y formas sicodélicas una playera, tal cual lo hice cuando tenía ocho años de edad, en aquella escuela primaria de Port Orange.

Mi playera shubidubi

Acompañé a la turba a despertar y aventar a Roberto a la alberca, quien dormía una apacible siesta para curar la resaca de la fiesta de Año Nuevo.
Me puse un antifaz azul y me sentí princesa...
...y como niña con juguete nuevo, pedí no irnos y quedarnos un ratito más... "¿Sí? Porfis, porfis di que sí".
Y me concedieron el permiso...
...o mejor dicho...
...PERMISO de ser yo misma me otorgué,
ensucié mi ropa, sudé, me empapé
y salí de mi aparador de muñequita inmaculada.

Y me di cuenta que en una de ésas hasta puedo ser feliz.

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