jueves, 12 de julio de 2012

Paz Inquieta

El viento se lo ha llevado todo.
Al menos lo que ella poseía al aproximarse la tormenta.
Le arrancó el corazón, lo sacudió por largo rato y luego lo sorrajó con furia.
La obligó a despegarse del suelo firme,
la elevó por el cielo negro, como  los son sus ojos;
la introdujo al torbellino y finalmente la azotó
contra el suelo sin ningún tipo de piedad.
No quedó nada.
Las palabras se ahogaron.
Los sentimientos se apagaron.
Las lágrimas se terminaron.
Su piel se secó,
sus ojos se cerraron.

Se siente exhausta.
Cansada, agotada, desgastada, desfragmentada.
Ahora ella se encuentra en el ojo del huracán.
Impera la paz, una tranquilidad inquietante.
Le duele el cuerpo, pero más el alma.
No encuentra su corazón.
Lo ha perdido.
Su soul mate también se ha extraviado.
Permanece sentada, entre la nada.
Ha rodeado sus tobillos con sus manos sin fuerza, solloza y espera.
Desconoce su destino.
No sabe qué sucederá cuando la tormenta retorne.



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