miércoles, 4 de mayo de 2011

La Razón Vs. El Hombre Mediocre


Hoy comparto contigo un ensayo que escribí para la materia Psicología de la Educación. 
Este ensayo invita a una reflexión en torno a los métodos de enseñanza planteados en la película La Sociedad de los Poetas Muertos (1989), basada en la obra original de Nancy H. Kleinbaum, adaptada al cine por Tom Schulman y dirigida por Peter Weir.
“Carpe Diem: Vivid el momento. Coged las rosas mientras aún tengan color pues pronto se marchitarán. La medicina, la ingeniería, la arquitectura son trabajos que sirven para dignificar la vida, pero la poesía, los sentimientos, son lo que nos mantiene vivos”.
John Keating / La Sociedad de los Poetas Muertos
Carpe Diem, locución latina acuñada por el poeta Horacio, la cual significa Aprovecha el día, son las dos palabras clave transmitidas por el profesor John Keating (Robbin Williams), a sus alumnos del conservador colegio Welton en el año de 1959.
El modelo educativo tradicional es el que se aplica en el prestigiado instituto de alumnos provenientes de familias pertenecientes al nivel socioeconómico alto.
Tradiciones y ritos conforman la estructura del colegio Welton. Sus cuatro pilares son: “Tradición, Honor, Disciplina y Grandeza”, conscientemente tergiversados por los alumnos del profesor Keating a: “Travesura, Horror, Decadencia y Pereza”.
Los profesores son severos, rígidos, exigentes y de pensamiento conservador.
Los padres de los alumnos, también.
Las herramientas de enseñanza comunes en esta institución son los libros y el pizarrón. La concepción del maestro, el que dirige y enseña conforme al programa establecido.
Es el paradigma conductista el aplicado en este colegio.
La concepción del alumno: un ente pasivo.
Es obligación del mismo acatar las reglas y cumplir con la disciplina establecida. Cualquier falla en su comportamiento es castigado.
La preocupación primordial del alumnado son las notas escolares, no así el aprendizaje significativo.
En la gran mayoría de las intervenciones realizadas por los conductistas en el aula, los trabajos se orientan a fomentar en los alumnos la docilidad, el respeto a la disciplina impuesta y, por ende, la pasividad” (Winett y Winkler, 1972).
La memorización de los conceptos forma parte del programa de cada uno de los docentes con la excepción de uno, el profesor Keating, quien utiliza métodos en absoluto ortodoxos, remotamente apegados a los programas de estudio del colegio Welton.
Keating intenta educar a sus alumnos con valores opuestos a los de la institución. Está dispuesto a abrir las mentes de los adolescentes para inculcarles la libertad del pensamiento crítico y de ninguna manera las prácticas memorísticas.
De acuerdo con el paradigma psicogenético de Piaget, este profesor propicia el pensamiento formal en sus alumnos, los cuales están precisamente en la etapa del desarrollo idónea para estos fines.
Keating ofrece más que un pizarrón y textos, contenidos y elementos para ilustrar sus ideas. Los invita a arrancar las páginas de un libro, los lleva a los jardines para recitar poesías, los estimula para escribir, eleva su autoestima.
El maestro no sólo dirige, funge como mediador entre los contenidos y los alumnos. Ejerce su influencia en el desarrollo cognitivo de los alumnos, procesa el contenido y luego lo retransmite para que sea asimilado y no solamente memorizado (Hernández Rojas, 1998).
Keating intenta enseñar a los chicos a vivir la vida, que aprendan a mirar desde diferentes perspectivas. Los invita a visitar nuevos horizontes, a explorar y conocer. Apegado al paradigma psicogenético de Piaget, el maestro promueve el desarrollo psicológico y la autonomía del alumno.
Los métodos del profesor Keating son de corte psicogenético constructivista. De acuerdo a Lerner (1996), “las estrategias, las actividades y los procedimientos de enseñanza, en general, deberán estar encaminados a facilitar las actividades progresivas de reconstrucción del “saber a enseñar”.
Sin embargo, “tal trabajo de promoción y facilitación es difícil si no se cuenta con un marco de referencia constituido por el estudio minucioso de la psicogénesis de los distintos contenidos impartidos en la escuela” (Hernández Rojas, 1998)
El profesor Keating no tiene cabida en una institución de corte tradicional. Los alumnos adolescentes de este colegio, provenientes de familias tradicionales y de pensamiento conservador, malinterpretan la libertad que intenta inculcarles el maestro.
El dilema de la libertad se presenta para ellos incomprensible. No saben cómo vivir la vida y hacerse responsables de sus actos. Ellos actúan efectivamente motivados por el dinamismo del maestro, pero aún más por sus impulsos de adolescentes. No saben, no les han enseñado ni los han alentado antes a tomar las riendas de sus vidas.
Considero que esta malinterpretación de la libertad de vivir la vida es simbolizado en la película a través del suicidio de Neil (Robert Sean Leonard), quien al sentirse frustrado por la oposición de su padre a su anhelo de ser actor, opta por liberarse de las ataduras.
Desde mi punto de vista, no se deben mezclar dos modelos educativos en una sola institución, mucho menos cuando ésta es de corte conservador y, tanto maestros como contenidos curriculares, van en línea con un paradigma definido y solamente uno de los profesores comulga con un paradigma “liberal”.
Ni uno ni otro paradigma están bien o mal. Simple y llanamente los dos no caben en la misma institución. Al profesor Keating le faltó decir a sus alumnos que el ejercicio del libre albedrío y la razón van de la mano con la capacidad de anticiparse a, o asumir, las consecuencias.
Mi crítica en contra de las escuelas tradicionales estriba en mi repudio a la manipulación de las personas por por parte de gobiernos e instituciones por el temor al libre pensamiento.
Es de las instituciones que desalientan o no alientan el pensamiento crítico de las cuales surge el hombre mediocre, aquél que solamente cumple reglas, como cordero tras el rebaño, sin capacidad de razonamiento, análisis, síntesis y juicio crítico.
Una perspectiva diferente...
El maestro más querido...

2 comentarios:

Alexia dijo...

Totalmente de acuerdo contigo. En mi opinión, la educación, en la mayoría de las instituciones, a través de los medios de comunicación, incluso las religiones, etc., es utilizada precisamente para bloquear y manipular el libre albedrío de los seres humanos. Me encantó, como siempre, Val ;)

Lilia Carrillo dijo...

Gracias por visitar mi hermoso diván de terciopelo azul, pero sobre todo por dejar tu comentario sobre la mesita.