martes, 1 de marzo de 2011

Abracé A Un Diablillo

Me parece que el invierno no es la mejor época del año para visitar Lübeck, al norte de Alemania, muy cerca del Mar Báltico.

El frío te envuelve y te hace caminar más rápido.

Te impide detenerte a contemplar sin prisa la belleza de esta pequeña ciudad medieval rodeada de agua, principalmente la del río Trave.

Lugar donde nació el escritor Thomas Mann, donde se confeccionan mazapanes de diferentes estilos y sabores, donde abundan techos rojos, si observas desde la torre de la catedral de St Petri.

Me gustaría regresar, pero en primavera u otoño, para disfrutar con un clima más benevolente su belleza y para abrazar una vez más al simpático diablillo, sentado afuera de la catedral de Santa María.

Me imagino que sin ese frío del demonio tanto Don Marco como yo, ambos nacidos en la costa, lo disfrutaríamos muchísimo más.

Los dos moríamos de frío.

Yo me comí casi un kilogramo de chocolate... él se tomó una tacita de glüwein para descongelarse...

Regresó muy contento, en compañía de MV, para invitarnos a las mujeres a continuar caminando y tomando fotos.

Y salimos de nuestra tibia guarida, una preciosa cafetería con techo gótico, para ir a conocer al mismísimo diablillo en persona...

Esos techos blancos son un "no, no"... seguramente también tuvieron a su Peje...

Techos rojos por doquier

Mujer congelada pide ayuda desde la torre de St Petri antes de quedar petrificada de frío ella misma

La torre de puerta de acceso a la ciudad medieval

Apenas lo estaba conociendo...

...y un ratito después hasta lo abracé

He aquí la historia del diablillo


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