martes, 15 de marzo de 2011

Preferible Perder El Celular A Un Guante

Quienes estamos acostumbrados a un clima templado durante casi todo el año, vemos el frío y la nieve como algo lejano o accesible solamente a través del cine, la televisión, fotografías o internet; o bien, como un suceso que nos ocurre cuando se nos ocurre visitar nuevos horizontes en invierno.

No tenemos la vestimenta, el calzado, ni la idea adecuada de la experiencia de la nieve.

Y, por supuesto, tampoco aguantamos el rigor del frío.

Para quienes somos de tierras tropicales es una verdadera pachanga, por no llamarle de otra forma menos elegante, vestirse para salir a la calle y desvestirse al entrar a lugares con calefacción.

Afuera nos congelamos, adentro nos asamos.

Llevamos encima capas y capas de ropa, bufanda, gorro, guantes y abrigo. Debajo de los kilos de ropa nos ponemos las mallitas y playera del "Tata".

Y aún así, el frío nos cala los huesos.

Nada de "estás bien tapada, verás que sí lo aguantas". Nada, a mí el frío no me hace los mandados, todo lo contrario.

Pero también nos da calor, del tipo "bochornos menopáusicos".

Al calor de la calefacción dan ganas de arrancarse el abrigo y botar la bufanda, los dos suéteres y hasta las botas.

No estamos acostumbrados a llevar tanta cosa encima ni a visitar el guardarropa para depositar el roperío.

Tampoco tenemos la costumbre de quitarnos el calzado para entrar a la casa, mucho menos sabemos de cuidar guantes y gorros.

En esos lugares fríos aprendí que es preferible perder el celular a un guante.

Difícil de creer, pero cierto.

Mil veces mejor olvidar el teléfono a tener deditos congelados.

Tomar fotografías es otra odisea.




Posar para las fotos es otra historia...

...la sonrisa siempre presente, no importa cuánto frío o nieve caiga...
















...ya sabes...

...Vanity is definetely my favourite sin...




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