lunes, 14 de junio de 2010

La Máquina del Tiempo

Una de mis amigas me sugirió escribir sobre los lugares que visitaría si tuviera una máquina para viajar en el tiempo y mi imaginación voló a aquellos sitios donde iría para evitar las frustraciones, aumentar las alegrías, disipar viejos rencores y poder curar las almas, empezando por la mía.

Mi pensamiento se fue corriendo a los momentos que se atascaron en mi inconsciente. Se fue con todo y su botella de drano para ver si así era más rápido y fácil destaparlo.

Mi mente imaginó cómo iría con personas concretas para ayudarles a comprender el impacto que sus palabras y acciones tendrían en el futuro cercano o lejano.

Y así como mi imaginación voló, mi ser presente en el aquí y en el ahora comprendió que es definitivamente bueno y positivo que no exista un aparato con tal capacidad.

Uno es quien es precisamente por las experiencias vividas, buenas o malas, felices o desafortunadas.

Yo soy quien soy gracias a lo que he visto, escuchado y tocado.

Y me gusta mucho cómo soy aquí y ahora.

En ese viaje imaginario, tratando de imaginar lo inimaginable, manejando por una de las calles de Valle Dorado, vinieron a mi mente los recuerdos de las aventuras de Samantha y Sherezada.

Ellas eran dos adolescentes, una de 15 y la otra de 16, que vivían sin miedo, sin normas rígidas, inventando historias, por puritita diversión.

Pedían "ride" a desconocidos, jugaban a que una de ellas no veía nada, si querían ir al cine juntaban para los boletos diciendo a las personas que habían perdido el dinero del camión para regresar a casa.

Se iban de pinta y reprobaban matemáticas... le regalaban una botella de vino al profesor para ver si así pasaban el examen a título de suficiencia...

La miss Betty citaba a sus mamás para quejarse amargamente sobre el comportamiento de estas dos chiquillas.

Muchos amigos de la prepa les prestaban sus autos y hasta les disparaban los molletes del "California" a estas dos chamacas que los hipnotizaban con su encanto y su carisma.

Samantha era mi amiga Alexia y yo era Sherezada.

Qué buenos tiempos aquellos cuando mi máxima preocupación era qué jeans usar para ir a la escuelita.

3 comentarios:

Samantha o Alexi dijo...

Muchos recuerdos!!! Gracias por refrescarlos en mi memoria. Me río nada más acordarme. Definitivamente hemos madurado, pero ese espíritu "juguetón" creo que perdura en ambas todavía, no me lo puedes negar...

Aprovecho para decirte que está padrísima la nueva imagen del blog, y creo que esa canción de A Flock of Seagulls sí menciona en alguna estrofa también The more you live the more you learn... ¿o no? Si no es así, siempre la he cantado mal :) TQM.

Sherezada o Valentina dijo...

Son tantos los recuerdos... se me olvidó agregar el del día que Samantha se ligó a Luis Eduardo... Y respecto a la canción no dice the more you learn pero debería... confieso que yo también la canté mal en algún tiempo... Yo también te quiero mucho mi querida Sammy -con el tono de voz de Sherezada- ¿te acuerdas?

Valentina dijo...

Ale, gracias por tu comentario sobre la nueva imagen de mi diván. A mí también me encantó.