jueves, 20 de enero de 2011

Por Pipirisnais

Valentina & Baby Face, todos pipirisnais, rentaron una Peugot 3008 lindísima, con asientos de piel y navegador incluido.


Entraron a una "boulangerie" y se equiparon con dos quiche lorraine, una rebanada de mil hojas y una exquisita tarta de albaricoque.


¡Ah!, qué a gusto iban ellos escuchando musiquita clásica y degustando su comida en tan bonito auto.


La vida es bella, expresaron en voz alta al unísono.


Y así de contentos iban por las calles de París rumbo al aeropuerto Charles de Gaulle para recoger a dos personas especiales.


Se dejaban guiar por el GPS, el cual en un momento indicó desviarse por la lateral para evitar el congestionamiento vial de la autopista.


Estaban en Saint Denis, cerca del estadio de futbol tan mencionado durante el mundial del 98.


De pronto, el tan moderno automóvil se alocó, anunció en un rojo intenso sobre el tablero la avería de una llanta.


Un hombre barbado que cruzaba la calle, sin siquiera haber mirado bien el automóvil, extendió su mano en señal de hay un problema con su auto. 

La pareja del auto, con el ansia trepada hasta la garganta, consideró continuar, chance y la llanta rodaba hasta el aeropuerto. No fue el caso.



Se vieron en la necesidad de detenerse en cuanto encontraron un espacio. 


Valentina & Baby Face se dispusieron a cambiar el neumático y ¡oh sorpresa!, el moderno auto no traía uno de refacción.


De pronto, un hombre de baja estatura, rollizo y ataviado con chaleco amarillo fosforescente, como los que usan los obreros que trabajan en la vía pública, les indica es imposible estacionarse en ese sitio.


Le explican lo de la llanta ponchada y lo de la no refacción para cambiarla.


El sujeto, todo amable y gentil, ofrece su ayuda. Revisa el auto completo, la cajuela y los interiores. Efectivamente no hay llanta, pero él tiene un remedio de emergencia en su coche. Irá por él y enseguida regresa.


Valentina se siente aliviada, el cielo ha enviado un ángel en su ayuda. Ajá.


El individuo del chaleco fosforilo habla con otros dos en la acera de enfrente y regresa con un spray de espuma para que la llanta ruede 40 km.


El hombrecillo indica a Baby Face cómo aplicar el spray y a la Valentina la  abruma con su verborrea compuesta de palabrerío en francés, mal inglés y quién sabe qué dialecto.


El tipo solicita un pañuelo desechable, ella lo extrae de su preciosa bolsa y se lo entrega.


Acto seguido, el fulano dice a la Valentina: "Madame, fíjese bien para detectar el lugar exacto del desperfecto de la llanta" y continúa con su choro mareador.


La intuición de Valentina la alerta. Algo no está bien. Percibe movimientos de personas del otro lado del automóvil. Quiere asomarse para ver, le preocupa su preciosa bolsa ubicada sobre el freno de mano. Está consciente de las cuatro puertas abiertas.


El fulano no se lo permite, la sigue aturdiendo con palabras, gestos y manos que mueve sin sentido al hablar.


Le comunica irá por un mapa para indicarles el sitio más cercano para reparar el neumático. Se va en friega.


Valentina & Baby Face se miran a los ojos.


Ambos están acongojados. Ya se ha hecho tarde y las personas a las cuales iban a recoger al aeropuerto deben estar preocupadas o desesperadas.


Suben al auto para esperar al gentil hombre.


La preciosa bolsa ha desaparecido.

En ella se encontraba el dinero en efectivo, todas las tarjetas de crédito, pasaportes, licencias, visas de entrada a Estados Unidos, algunas cosillas de valor monetario y sentimental, gafas de sol, una cámara digital, objetos personales no pertenecientes a ese ratero de mierda.



Esta fue la crónica de los hechos, ahora va cómo me siento al respecto:

El tan escuchado y consabido... "No les pasó nada" no me tranquiliza ni me consuela.



¿Por qué tenemos que conformarnos con no haber sido lastimados?


¿Por qué estos individuos toman lo ajeno?


¿Porque carecen de un trabajo bien remunerado? ¿Porque tienen una familia a la cual alimentar y mantener? ¿Por la desigualdad socioeconómica? ¿Porque no quieren trabajar? ¿Porque no tienen acceso a más oportunidades? ¿Porque la vida los ha tratado injustamente? 


¿Estas hipótesis justifican sus acciones delictivas?


En fin, son cosas materiales, pero odio que me quiten mis cosas, nadie me regala lo que tengo. Lo trabajo.

Encontré un París pletórico de vagabundos, algunos tirados y borrachos en las banquetas de las avenidas principales; vi a las gitanas raterillas cuyo modus operandi es mostrar unas hojas que tapan la vista de la víctima mientras sus chiquillos "corren y juegan", pero en realidad están robándote hasta la risa.

En el Consulado de México en París nos dijeron que frecuentemente llegan Mexicanos asaltados.

Nos explicaron que la delincuencia organizada ya es lugar común en ciudades como Barcelona, Londres y París... en las carreteras alemanas también atracan...



Cabe hacer un paréntesis: el trato y rapidez del trámite en el Consulado de México fue magnífico. Y emocionante fue llegar a la calle donde está ubicado y ver nuestra bandera ondeando en la entrada. Fue como estar en casa.

Me parece que la desigualdad económica está pegando en todas partes.

No fue robo con violencia, pero el mero hecho que te roben ya es violencia.


Bueno, para quitar el mal sabor de boca, he aquí algunas imágenes para alegrar la vista...



Boulangerie o Panadería... parisino típico con su mini can


Quiche Lorraine, es como un pay de queso, huevo, jamón y tocino... delicioso


El mencionado auto rentado sin llanta de refacción... shit happens


Con todo y sus vagabundos, gitanillas y rateros, París siempre será París




Mil hojas, un clásico de la pastelería francesa


Tarta de albaricoque... esta palabra me causa hilaridad

2 comentarios:

Irene dijo...

Prima, eso sí es de película. Me pregunto, ¿por qué te fuiste tan lejos, a que te robe un extranjero (en extranjía) si por menos dinero aquí en cualquier esquina de la doctores se pudo haber realizado?
Espero que te la hayas pasado súper.
¡Te extrañamos!
Besos...
Tu sobrino y primos

Valentina dijo...

Supe que ese rumbo precisamente es sinónimo de la Colonia Doctores en México...
Yo también los extraño.
Besos a mi hermoso sobrino y a ustedes dos.