sábado, 26 de febrero de 2011

There Ain't No Cure For Love

Hace unos minutos estaba cortando los botones de los rosalitos marchitados.

Y mientras a estos menesteres yo me dedicaba, al fondo cantaba Leonard Cohen "There ain't no cure for love".

Y pensé. Como siempre. Qué presumida ¿no? Pensé cuánta razón tenía el hombre que cantaba.

Cuando el corazón está roto no hay remedio ni Dr. House que lo sane.

No existe brujo, chamán, adivino o mago capaz de curar el mal de amores, como diría la Mastretta.

Ninguna playa, montaña o arcoiris lo reanima.

Ni a ti. Ni a mí.

El dolor se instala cómodamente, como si estuviera en casa.

Te constriñe el alma.

Te atrapa en un laberinto oscuro y no encuentras la salida.

Te lleva a la espiral sin fondo.

La melancolía es lacerante y tú la promueves o intensificas con tus pensamientos.

Regresas una y otra vez a lo que fue, a los buenos momentos, a los malos, a las promesas incumplidas, a tus expectativas quebrantadas.

No hay amiga que te saque de las profundidades.

Ni galán que te parezca atractivo o mujer que te consuele.

El día que alguien descubra la fórmula para curar el desamor los terapeutas no tendrán trabajo, los divanes quedarán solitarios, las cartomancianas y agoreros charlatanes serán cosa del pasado...

Eso me parece bueno, hasta cierto punto, porque pretendo ser psicóloga clínica y quisiera tener chamba cuando a ello me dedique.

Además de esto, encuentro otro contratiempo a la vacuna contra el desamor. Creo que si algún día se encontrara tal remedio también llegaría a su fin la magia del amor, esa apuesta que le hacemos esperando sea eterno... aunque sepamos de antemano que si falla, nos derrumbaremos de dolor, por algunos días, meses o años... pero que bien vale la pena vivirlo... me refiero al amor, claro está...





jueves, 24 de febrero de 2011

Sin Pena Ajena

No había persona alguna en la sala de espera para abordar el ferry que nos llevaría de Dover a Calais.

Creí nos habíamos equivocado de terminal o que seríamos los únicos en ser transportados por el Canal de la Mancha.

El hombre del mostrador aclaró mi falsa creencia, estábamos en el sitio correcto.

Entró una pareja con sus niños. Después arribó un hombre joven.

Imperaba el silencio y la quietud.

Y de repente el espacio se vio invadido por marabunta.

Marabunta era un grupo de aproximadamente cincuenta adolescentes y su maestra.

Nos vimos rodeados de niñas mascando chicle, echándose el cabello para atrás mientras miraban no tan de reojo al hombre joven (nota informativa: lo de tocarse o jugar con el cabello es el lenguaje corporal que indica "tú me gustas").


El sitio se vio cubierto por pubertas escandalosas, ansiosas por llamar la atención, riendo a todo pulmón, sin llevar una conversación fluida, sólo frases cortas, como "qué onda wey", "pus nada, tú qué onda", "la que me tires" y otras por el estilo.

Las chicas bonitillas por un lado, los chicos, en absoluto guapos, más bien barrosos, despeinados y desgarbados, por su lado.

Algunas parejitas de manita sudada, otras besuqueándose sin pena ajena, como esa pena que se impone cuando entra en escena la etapa adulta.

Adolescentes franceses con sus back packs y bolsas de shopping.

Niños y niñas de lenguaje florido y cero modales.

Me hicieron recordar mi propia aborrescencia, perdón, adolescencia.

Me hicieron ver que los "teens" se comportan como tal aquí, en Francia, en Inglaterra y en Timbuctú.

Me hicieron ver que yo también, alguna vez, sin importarme quién, cómo, cuándo, dónde ni cuánto me reí a carcajadas con mis amigas, me vestí para llamar la atención, me fui de pinta a comer molletes, fumé como chacuaco a las siete de la mañana en la prepa y anduve de manita sudada o me *besukié con el novio sin pena ajena hasta que me llegó esto de la adultez.

*como lo escriben los adolescentes en sus mensajitos por el celular o por email.


Y hablando de besos, esta fotografía siempre me ha gustado, el beso entre dos adultos y sin pena ajena

El beso bajo la lluvia en "Breakfast at Tiffany's"


El famosísimo beso de la película "Ghost"


Cat enmedio de los enamorados en "Breakfast at Tiffany's", una de mis películas favoritas

Bueno, la escena final de "An Officer and a Gentlemen" me hace chillar de emoción, cuando él va y saca en brazos a su amada de la fábrica donde ella trabaja


martes, 22 de febrero de 2011

Lealtad y Amor Incondicional

Resulta que en Edimburgo se cuenta una historia similar a la del perrito Hachiko, el de Tokio.

¿Cuál será verdadera? ¿O son producto de la imaginación de un escritor? ¿Ambas son ciertas? O quizás ninguna de las dos tuvo lugar. Posiblemente sean sólo una leyenda para atracción turística, venta de libros, películas y "recuerditos".

Y sí así lo fuera, pues qué hermosas y encantadoras historias, tanto la de Hachiko, como la de Bobby, el Skye Terrier, que tras la muerte de su amo, John Gray, visitó su tumba durante 16 años.

Se cuenta que Bobby nació en 1856 mientras que Hachiko llegó a este mundo en 1924, lo cual indicaría que fueron los escoceses los precursores de la historia.

Sin embargo, los japoneses son quienes primero erigieron el monumento de bronce al fiel Akita, en el año de 1934.

El monumento a Bobby fue erigido en Edimburgo hasta 1981, justo afuera del cementerio Greyfriars, en cuya entrada hay una lápida en honor al perrito que dice: "Que su lealtad y devoción sean una lección para todos nosotros".

Ahora bien, Eleanor Stackhouse Atkinson, nacida en 1863 en Indiana, E.U.,  escribió en 1912 la novela "Greyfriars Bobby", que sirvió de base para el guión de la película de Disney en 1961, titulada "Bobby Greyfriars: La Historia Verdadera de un Perro".

Tanto la novela como la película sucedieron varios años antes que los escoceses decidieran hacerle los honores al perrito fiel.

Hoy día, detrás de la pequeña estatua de bronce se encuentra tanto el cementerio como una taberna llamada Greyfriars Bobby's Bar y una boutique con una gran variedad de objetos con la imagen o figura del can leal.

Imagínate que algún día se erigiera un monumento a la Kana Veloz, perrita fiel que hizo muy felices a quienes convivieron con ella.

Imagínate que al costado o atrás de la estatua a la cana fiel se ubicara un local llamado "Cantina La Kana Veloz"...

Y que se vendieran toda clase de chuchulucos y "recuerditos" con su bella imagen...

Ay Valentina, termina tu almuerzo y regresa a la realidad...

Monumento en bronce en honor a Bobby
Cementerio Greyfriars en Edimburgo
Lápida en honor al canito fiel

Y pues hasta una taberna lleva su nombre

He aquí el testimonio


Yo junto a Bobby con mi bufanda no sarape de Saltillo

La Kana Veloz, perrita que hace felices a quienes comparten la vida con ella


Yo sí le erigiría una estatua en bronce a esta perrita soberana

Es una perra hermosa y leal

Monumento en bronce a Hachiko en Tokio



jueves, 17 de febrero de 2011

Las Mujeres Admirables

Las mujeres de Hamburgo, Edimburgo, Londres, París y Lübeck, no tienen edad.
Esta percepción tan mía obedece a que he visto en esos sitios a mujeres ¿de la tercera edad? subiendo los escalones con todo y el pesado equipaje; andando en bicicleta a toda velocidad; caminando erguidas y a paso rápido; recorriendo largas distancias a pie, sobre la nieve, bajo la lluvia, a temperaturas bajo cero, de noche o de día.
Las he visto ir con muletas, en silla de ruedas o con bastón. Solas, impulsadas por su propia voluntad.
Las mujeres de las poblaciones mencionadas son independientes, autosuficientes y admirables.
Las he mirado tomando un café consigo mismas; leyendo un libro en el parque; caminando a su mascota junto al Támesis.

Las vi trotando en compañía de sus audífonos por las calles de Chelsea o junto al lago Alster.


Conviví con una alemana, llamada Dorothea, la cual no cocina nada, le gusta esnorquelear, detesta los postres, se duerme a las once en punto, sabe decir no, es claridosa, dueña de su tiempo, vigilante de su bienestar, lectora insaciable, viajera del mundo, amante de la naturaleza y de la música clásica.

Dorothea, mujer que sabe lo que quiere y lo que no, lo manda de paseo.




martes, 15 de febrero de 2011

Las Bridget Jones No Son Un Mito

En la ciudad de Londres ni la lluvia pertinaz, ni las Bridget Jones robustas y de piernas gruesas, son un mito.
Son muy reales.
Difícil esperar a que la lluvia escampe para ir al parque o al museo. 
Imposible no ver a más de una niña robusta y de piernas anchas, muy muy blancas, con micro mini falda y blusita escotada.
El frío les hace los mandados, ellas caminan orgullosas.
Las encuentras en las tiendas, en las paradas del autobús y en los restaurantes.
Grupos, grupitos y grupotes de las Bridget Jones abundan en los bares y en Soho.
De día es posible verlas sobrias, pero ya entrada la noche se habrán tomado unos cuantos alipuces, tal vez para no sentir el frío... o quizás para ligarse a su príncipe encantado.
Lo cierto es que Helen Fielding no se sacó a este personaje de la manga y mucho menos de su imaginación.

La Bridget caminando por las calles londinenses

Yo tengo una pijama similar... oooppppsss!!!!

Bridget luciendo su palmito... esta frase me choca : )

A la pobre Bridget parece ser nada le sale bien...

...pero al final encuentra a su Mr. Darcy... nada mal... nada mal



jueves, 10 de febrero de 2011

Un Cariñito A La Antigüita Sabe Mejor

Hoy en la mañana me despedí de Baby Face, luego de la Kana, con todo y sus ojitos de Troll, y me dirigí al aburrido buzón segura de encontrar lo mismo de siempre: correo basura o bancario, publicidad, cuentas por pagar. Pero entre todos esos sobres blancos resaltaba uno de color rosa pastel.
Seguro es para mí, pensé, por el tono del sobre y por mi nombre grabado con letra bonita y tinta negra.
Subí apresuradamente a mi automóvil, con la urgencia de abrir la misteriosa misiva.
Desesperada por saber el contenido, recibido por correo tradicional, (Wow!), rompí el sobre sin observar protocolo alguno.
Mi corazón latía aceleradamente.
Era una tarjeta de San Valentín en cuya portada decía: "Para mi Hermana".
Estaba engrapada.
¿Cuál de mis hermanas habríame enviado tan hermosa tarjeta Hallmark?
Quité sin sumo cuidado la grapa y descubrí a la emisora.
Mi amiga Alexia, no hermana consanguínea, pero sí hermana por elección.
Elección mutua.
Mis ojos lloraron conmovidos al leer el contenido, me decía un mensaje preciso, en el momento necesario.
Hace mucho tiempo no recibía por correo tradicional palabras posibles de guardar en mi preciosa caja de los recuerdos. Algún día te contaré sobre este cajita que no sólo contiene memorias sino también deseos.
Hace mucho tiempo no sentía esa emoción de ver en mi buzón un objeto tridimensional cargado de cariño.
Hace mucho tiempo no tenía oportunidad de atesorar un detalle generado por un ser querido.
Estarás pensando que mis opiniones están sesgadas porque yo trabajo para una empresa dedicada a distribuir sentimientos, pero te aseguro no es así.
Está bien, de acuerdo, sí tengo la camiseta perfectamente puesta. Sí considero los productos Hallmark son de la más alta calidad a nivel mundial, pero estoy plenamente convencida que no es lo mismo recibir un correo electrónico o un mensajillo por el celular, a descubrir en el buzón de tu casa una misiva de alguien que se tomó la molestia de ir a comprarla a una tienda, ponerle un timbre y depositarla en la oficina postal.
La emoción de recibir un cariñito a la antigüita es incomparable.
Sabe bien, sabe mejor.
Nada que ver una cosa con la otra.
Mi querida Alexia, hiciste mi día... gracias...

Friends from the beginning... Friends to the end...

miércoles, 9 de febrero de 2011

Imaginando El Miedo

Fue una sensación extraña y de gran pesadumbre viajar en tren cuando estuve en Alemania.
Como si la energía de hace varias décadas aún estuviese presente en el ambiente.
La espera de tan sólo diez minutos en la estación para abordar el tren me pareció eterna porque hacía mucho frío.
Ni la ropa térmica del tata, la playera de cuello de tortuga y manga larga, el suéter grueso, chamarra, guantes para esquiar, calcetines térmicos, bufanda y botas lograban paliar lo gélido del lugar.
Iba vestida cómodamente, con ropa adecuada para el clima, llevaba conmigo mis pertenencias.
Abordo del tren, la calefacción me obligó a despojarme de abrigo, guantes y bufanda.
Encontré asientos sumamente cómodos, algunos con mesa para degustar el almuerzo o jugar cartas, como lo hicimos la niña y yo.
El paisaje nevado a través de la ventanilla resultó encantador, sí, sentada en ese cálido y moderno vagón.
El tono alemán que anunciaba cada parada contribuyó a transportarme más allá del presente e imaginar cómo habrá sido la experiencia de viajar en tren en los 40's...
...En invierno, sin la vestimenta necesaria, de pie, en vagones atiborrados de personas, hambrientas, con sueño, con frío, al lado de gente enferma, durmiendo o muriendo sobre sus heces y orina...
...Me imagino el terror derivado de la incertidumbre de su destino... el pavor de quienes viajaban en los destartalados vagones de tren con rumbo a Dachau...
Muy afortunada me sentí de ir en ese tren, en este siglo, rumbo a Lübeck, una hermosa ciudad medieval, ubicada al norte de Alemania.

Una estación de tren en la Alemania actual


En estos tiempos sí se disfruta la belleza del paisaje nevado






jueves, 3 de febrero de 2011

El Sector Guarro de Hamburgo

Y bueno, ya estando en Hamburgo era menester ir a conocer los antros en los que mis Beatlacos tocaron, en el distrito de St Pauli, "el sector guarro de esta ciudad brillante como un inmenso lago", según palabras del mismísimo Harrison en "The Beatles Anthology" by The Beatles.
Efectivamente es un barrio bastante guarrito, pletórico de sex shops, abundan los tugurios así como locales dedicados al table dance y a otros oficios que abren día y noche (me pregunto si ellos cierran en días festivos)...
En Reeperbahn, avenida principal de tal colonia, han abierto un museo y una plaza en honor a los chicos de Liverpool, cuyo paso por Hamburgo fue una pachanga de sexo, drogas y rocanrol.
Actualmente este sitio combina a la clientela de los antros y tugurios con turistas tomando cientos de fotografías digitales. ¿Te acuerdas cuando no había cámaras digitales? Tomábamos pocas fotos porque cada click costaba un dineral...
Fue el 31 de Diciembre la fecha de la visita a tan peculiar lugar... y se hizo tarde... y los supermercados cerraron... y no había nada en el refrigerador de Dorothea, mujer que no cocina nada, le gusta esnorquelear, detesta los postres y se duerme a las 11 en punto.
Le pregunta era, ¿qué comeremos mañana si todo estará cerrado?
La respuesta la conocerás, mi querido lector o lectora de éste, mi diván de terciopelo azul, en un futuro muy cercano...

El table dance al parecer más famoso del lugar, se anuncia a lo grande...

Si se te acaba el dinero, no hay problema, un cajero automático de emergencia...

La entrada al lugar deseado...

El Star Club fue uno de los antrillos en los que tocaron The Beatles

Mi emoción fue inconmensurable por tener la fortuna de estar donde estuvieron ellos


La calle de los antros y el frío de los mil demonios. 

Ooopsss, espero que no me confundan con la mercancía del lugar : )

Se nota a leguas que nunca he tocado la guitarra

The Beatles Platz en honor a los chicos de Liverpool

Vista del edificio ubicado a la derecha de la fotografía anterior. Me gustó su diseño y arquitectura

Al final de la calle de los antros el contraste... la iglesia de San José

martes, 1 de febrero de 2011

La Casa de Dunbar

Posiblemente la tercera vez que tuve el honor de sentarme a su mesa me platicaron sobre la casa de Dunbar.
Visiblemente emocionados describían la vista al mar desde la ventana de su recámara. Plenos de contentura rememoraban a la señora Vernon, dueña de la propiedad.
Tal vez durante esa ocasión compartieron conmigo álbumes fotográficos, casi un centenar de imágenes de su mágico lugar, vivieron en un mundo de fantasía, por la belleza del paisaje, porque iniciaban el camino uno al lado del otro.
No habían cumplido ni una semana de haber contraído matrimonio cuando partieron rumbo al norte de Escocia, a un poblado pequeño llamado Dunbar, para gozar una larga luna de miel y lo cotidiano de la vida.
Estaban lejos de su tierra mexicana, pero cerca de la señora Vernon, una dama extrovertida, de esas personas buenas con sus semejantes, mujer que alguna vez se sintió ofendida cuando alguien se refirió a ella como "vaciada", pues la traducción literal fue la que entendió. Hubo que explicarle el coloquialismo de la palabra cuyo significado era chistosa, divertida, amena...
Fue en el jardín de esta casa donde la pareja entonó canciones de su México lindo y querido; donde ofrecieron fiestas al estilo nuestro; donde disfrutaron centenares de amaneceres y atardeceres; donde conocieron días muy largos y otros demasiado breves.
Se extasiaron con las puestas de sol y el sonido de las olas.
Ahí disfrutaron caminatas junto al mar.
Fue en Dunbar donde vivieron un romance como el que nos gusta a las mujeres.
Fue en Escocia donde se sintieron como en casa y añoraron la colonia Roma y a su gente.
Fue a esta casa donde soñaron regresar, algún día, en compañía de sus hijos.
Y pasaron más de 40 años y el sueño, como todos los sueños que se anhelan con el corazón, se hizo realidad.
Tuve el privilegio de formar parte de la comitiva familiar que visitó la casa de Dunbar.
La pareja, con toda la familia, incluidos ahora Mauri y yo, fuimos a visitar el sitio donde ellos vivieron tan felices, a la casa de la señora Vernon, cuyo apellido se convirtió en el segundo nombre de mi baby face.
La señora Vernon lamentablemente ya no está en este mundo y la casa es ahora una propiedad dividida en tres departamentos.
Ese día la fortuna nos sonrió, encontramos a una de sus habitantes justo cuando se disponía a pasear al cocker de su nieta.
Al conocer la historia y los motivos de la visita de estos mexicanos a tan fría tierra, esta señora linda amablemente nos invitó, sin conocernos, confiando, a pasar a su hermoso hogar.
Nos ofreció té y galletas hechas con pura mantequilla.
Fue un verdadero placer tener la oportunidad de entrar a esa casa tan vista en fotografías y tan contada en las anécdotas, cuando hacemos sobremesa.
Señora linda, usted contribuyó a que la visita a la casa de Dunbar fuera doblemente disfrutable.
Esta es la casa de Dunbar

La vista desde uno de los balcones de la casa

Al fondo, las ruinas de un castillo en el cual alguna vez estuvo María Estuardo,  Reina de Escocia


Gracias a este pequeño entramos a conocer por adentro la casa de Dunbar