viernes, 5 de febrero de 2010

Noche Mágica

Hoy te quiero compartir algo que encontré en el baúl de los recuerdos. Es algo que escribí hace algunos años, anédotas de cuando iba al antro con mis primas y amigas...

Son las 7.30 pm y estamos mis primas, amigas y yo en la diminuta recámara disfrazándonos, perdón, arreglándonos para ir al antro. El tocador es zona de desastre con todo tipo de menjurjes y chuchulucos fabricados por esas empresas que saben cómo hacer para que algunas mujeres compremos compulsivamente. Llevo media hora esperando que Ceci suelte la secadora o que Papas por fin me pase la tenaza mientras Maggie le para los pelos con "super punk" a Chimis.

Encima de la cama hay prendas negras y un montón de accesorios, desde faldas de licra, tops, guantes y medias de encaje, moños enormes para decorar la cabeza, como mil quinientas docenas de "gummies", crucifijos de todos tamaños para colgarnos en las orejas y cuello, doscientos ocho collares de perlas para el toque final del atuendo madonnesco. En el suelo están regados varios pares de botines negros, como los que usaban las abuelas, super moda del momento. Son los ochenta y no hay nada mejor que ir al Magic Circus o Circo Mágico cada fin de semana, imposible llegar el lunes a la escuela y decir que no fui al antro, primero muerta que nerd.

Mientras nos maquillamos como payasos y nos paramos bien los pelos con el "super punk" comienza la hora de los "drinks" para consumir menos en el antro, además, nunca se sabe, ¿qué tal si nos ligamos puro tipo codo que ni para una cubita le alcanza? Bueno, ya quedamos que si los fulanitos resultan codos los mandamos derecho a la fregadita, con todo y zapatillas de ballet. Así que, por si acaso eso sucede, que empiecen de una vez a circular los "muppets" y como muppets comenzamos a ponernos.

Una vez listas salimos como desfile de "Madonnitas" y llegamos al Circo Mágico, cuya entrada está atiborrada, como siempre. Ni modo, a saludar al naco cadenero como si fuera nuestro amigo del alma para que nos permita un rápido acceso: "Somos ocho niñas", le digo toda sexy y sonrisas al tipo, quien, después de hacerse del rogar durante un rato, por fin nos abre las puertas del cielo y nos ubicamos en mesa de pista, por favor.

Observo a mi alrededor y veo que esta noche han venido al paraíso niños y niñas aparentemente bonitos, dudo de su belleza porque las luces y penumbra camuflajean la realidad. Algunos ya consiguieron alcanzar el estado etílico, otros trabajan en ello, nosotras ya andamos medio jarras; hay los que andan dando vueltas para ver qué hay, las huilas ya están trepadas en las jaulas para perpretar sus danzas, algunas -la mayoría, por supuesto- están como posando para la foto, pero en un ratito se les quita lo evenflow, en cuanto se tomen unos "muppets" se les bajan los humos y otras cuantas cosas más.

Está de moda Orchestral Manoeuvres in the Dark, Duran Duran, Billy Idol, A Flock of Seagulls, U2, entre otros, y en cuanto el DJ ponga "Secret" me pararé en friega para tratar de bailar en la pista atiborrada de fresas que danzan alegremente, mientras en los pasillos oscuritos no faltan los que se dan un toque, se meten un pericazo o se echan un fax.

Una de mis primas ya se ligó a un wey, bien pinchito, me digo a mí misma, con la esperanza de que el wey feo tenga amigos guapos y no codos. Pero "Oh, decepción", sus cuates están igual de feos y seguro son codísimos. Hora de decirles bye.

Para no aburrirme me fumo un Marlboro rojo como vil chacuaco y le tomo a mi cuba que sabe a gloria. Una de las amigas de mi hermana ha consumido varios tequilas y me solicita que la escolte al baño porque la dama desea vomitar. Genial, pienso mientras apago en el cenicero el décimo cigarrillo de la noche. Y ahí vamos las dos, rumbo al baño de niñas, recinto donde se cuentan varias historias.

El viejerío se retoca el maquillaje ya todo corrido, una que otra se mira en el espejo sintiéndose la super reina. Algunas viborean de reojo, las más directas se barren las unas a las otras, de pies a cabeza. No falta la que lleva media hora vomitando y las amigas andan consiguiendo hielo "para bajarle la peda". También está la ebria que atraviesa por la fase de la depresión y bañada en llanto le cuenta a su amiga de toda la vida que su novio la mandó al carajo.

Está también la muy feliz, que presume haberse "ligado a un niño monísimo que besa de pelos". Está la no muy feliz que cuenta que no le ha bajado en dos semanas y no sabe qué hacer mientras sus amigas le recetan todo tipo de remedios y alternativas.

Afuera de este confesionario rondan los buitres armados del valor conferido por el alcohol consumido. Tienen listo su "choro mareador" para ligarse a una Madonnita:
Estás guapíssssssimmmmma.
Nunca había conocido a una reina como tú.
Te juro que mañana te llamo.
Con una niña como tú, me caso pero ya.
Ya te extraño.
Me encantas.
¿Por qué no te había conocido antes?

Lamentablemente algunas niñas compran el "verbo convencedor" creyendo haber encontrado al príncipe encantado... y no es el príncipe, pero sí está encantado de saber que en unos minutos más disfrutará de una noche mágica.

Ahora estoy en mi recámara, en la cama voladora, bajando una pierna para hacer tierra. Miro el techo en la mareadora oscuridad, siento un gran vacío existencial sin saber que dentro de 17 años pensaré que la pinche Madonna nos timó pues es ya toda una señora, madre de dos criaturas, que va en su miniván a la Walmart, cantando "Bye, Bye, Miss American Pie"...

¿Y sabes qué más? La mayoría de las Madonnitas de aquel antro y de aquellos tiempos hacen ahora exactamente lo mismo : )

1 comentario:

Claudia E. dijo...

Ayyyyy........Lili......Qué tiempos aquéllos..., me transportaste a mi bella soltería, juventud y a mi querida ciudad a la que dejé hace ya varios años, también me hiciste reír...

Un abrazo
Clau