viernes, 23 de septiembre de 2011

El Niño de las Gafas de Pasta Negra

Cierta tarde de verano la niñita de las piernas flacas, como un par de popotitos, se encontraba regando el césped del jardín cuando llegó el niñito de las gafas de pasta negra, montado en su bicicleta, con un ramo de flores silvestres.
La niñita se sintió nerviosa.
El niñito bajó de su bicicleta, se dirigió a ella, le entregó el ramo de flores silvestres y le pidió que se casara con él.
La niñita no supo qué decir. Sólo atinó a aventar las flores y la manguera al suelo y correr hacia el interior de su casa.
El niño se quedó afuera, triste y perplejo.
La niñita entró a su recámara y comenzó a llorar y gritar que ella jamás se casaría ni tendría hijos.
La mamá de la niñita, al escucharla, se dirigió a la recámara y la tomó entre sus brazos.
¿Qué sucede?, preguntó a la chiquilla.
Y la niña lloraba torrencialmente y seguía diciendo: "Nunca me casaré ni tendré hijos".
La madre acariciaba los cabellos lacios de la niñita y le decía: "Está bien, está bien".
Cuando la niñita creció sí se casó, pero jamás pudo engendrar hijitos... y sí quería tenerlos...

4 comentarios:

Alexia dijo...

La niñita decretaría desde muy pequeña con todas sus fuerzas ¿o ya sabía lo que le deparaba el destino?

Lilia Carrillo dijo...

La niñita no sabía que sus palabras se convertirían en cierta forma en un decreto... sí se casó... pero no tuvo hijitos... y lo lamenta mucho.

Héctor García dijo...

Wow! Qué fuerte. Efectivamente tenemos que tener mucho cuidado con lo que pedimos porque se puede hacer realidad.

Bendiciones para ti.

Lilia Carrillo dijo...

El Universo nos da exactamente lo que pedimos...