miércoles, 21 de septiembre de 2011

Con la Pena

Yo fui una niñita flaca y muy callada.
Los amigos de mis padres me llamaban "little lady".
Yo no interactuaba con los adultos durante las fiestas en casa de mis progenitores.
Me concretaba a mirarlos un rato y luego prefería irme a mi recámara a dormir.
Era una niñita sumamente tímida.
Niñita penosa
En el primer kinder que estuve, aquí en México, prefería quedarme en el salón de clases a la hora del recreo.
Mi carácter introvertido no mejoró con el tiempo.
Cuando llegué al kinder en Florida, E.U., me sentí perdida.
Sumado a que me daba harta pena entablar comunicación con otros niños, éstos hablaban un idioma desconocido para mí.
Ah!, cómo se me dificultó integrarme.
Y de pronto mis padres decidieron que era momento de cambiarnos a otro condado.
Mi padre era pelotari (profesional del Jai Alai o pelota vasca) y cada temporada trabajaba en un frontón diferente.
Cada vez que nos mudábamos yo sentía una angustia espantosa pues significaba conocer otra vez gente nueva... y la necesidad de adaptarme.
Cuando llegué a la preadolescencia, mi timidez se redobló.
Me daba vergüenza mi cuerpo transformándose en el de una "little lady".
Usaba chalecos para esconder mis nuevas formas femeninas.
Le pedía a mi madre que ella entrara a la farmacia a comprar las toallas sanitarias.
Cuando ingresé a la preparatoria conocí un mundo nuevo y diferente.
Al inicio de clases me fue difícil entablar amistades, pero al poco tiempo ya formaba parte de mi grupo de pares.
En ese clan me sentía contenta, libre y sin vergüenza.
Pero la timidez no se había marchado.
Fue quizás por ese motivo, entre muchos otros, que decidí estudiar periodismo.
Consideré que en ese oficio no me quedaría más remedio que comunicarme.
Me vería enfrentada a personalidades importantes y no importantes para entrevistarlos.
Se me tendría que caer la máscara de la timidez... o me tendría que poner la careta de yo soy muy extrovertida.
En la actualidad yo podría llegar a un lugar y presentarme de la siguiente forma:
"Hola, me llamo Valentina y soy muy tímida".
Y al poco rato alguien me podría decir que mi presentación ha sido una total falacia dada mi facilidad para integrarme a nuevos grupos de personas sin pena alguna.
O bien, me puede ganar el silencio y sólo observar.
En esos casos, me integro a pasos cortos, me acerco a las personas que me inspiran confianza.
Yo me he esforzado por combatir la timidez, pero lo cierto es que es una característica de mi personalidad y me acompañará hasta el momento de despedirme de esta dimensión.
Y tú...  ¿Eres una persona tímida o extrovertida?

10 comentarios:

Alexia dijo...

Recuerdo tu foto!! Me gusta!! Y aunque no lo parezca, soy muuuy tímida y me muerdo el rebozo con bastante regularidad... Lindo relato!!

Lilia Carrillo dijo...

Esa foto mía de niñita me gusta mucho también. Y ya somos dos, me muerdo mi rebozo frecuentemente. Gracias por dejar tu comentario en mi diván.

Gogó dijo...

Supongo que soy bastante extrovertida, pero tal vez es una forma de camuflaje a mi verdadero yo, pues mi infancia fue algo difícil y de retos, de supervivencia familiar. Todos tenemos nuestra historia y cuando logramos aceptar algo de nuestra personalidad que no es de nuestro gusto y somos conscientes de que nos acompañará hasta nuestro siguiente destino, entonces, sólo entonces empezamos a crecer, comenzamos a ser felices por el simple hecho de ser y estar.
Te quiero mucho y tu "timidez" es parte de tu encanto.

Lilia Carrillo dijo...

Gracias por compartir tus vivencias en mi diván. Yo también te quiero mucho mi querida Gogó. Y qué padre que mi timidez forme parte de mi encanto.

Fernando de Alarcón dijo...

Tímido o extrovertido... actualmente: Salvaje. Es largo de contar pero lógico conociendo las circunstancias. Salvaje en este caso significa introvertido, con poca vida social, dedicado en extremo a las letras y a la fotos, dirimiendo aún vivencias de esta tendencia tan mía a asumir mis experiencias más singulares "a posteriori"; cualidad que, sin embargo, me ha permitido alcanzar momentos de excepción en mis 29 años como periodista.

Pero sí, en esencia, he recorrido el mismo camino que tú, partiendo de una timidez infantil, pasando por la inseguridad adolescente, para aterrizar en una vida juvenil y adulta que ha dado bandazos de la seguridad extrema, orgullosa y extrovertida, a la meditativa actitud del testigo documental que, desde su "Nowhere Land", lucha por volver a integrarse al mundo ciudadano, con las bolsas llenas de riquezas que traje de lugares extraños, de mis años de viajes, que, valuados aquí, parecen no tener mucha cotización...

Como sea, te deseo una buena noche; es agradable leerte.

Lilia Carrillo dijo...

Fernando, me gusta mucho cómo escribes. Gracias por compartir un poco de ti en mi diván. Tus fotografías también me agradan bastante. Captas los hechos en el momento preciso. Bastante sensibilidad la tuya. Gracias por considerar agradable el leerme.

Héctor García dijo...

Qué interesante leer los comentarios y enterarse que somos muchos los "introvertidos de clóset", los cuales vamos por la vida mostrándonos súper extrovertidos, como si nada nos diera pena... jajajaja. Mi forma de tratar que la gente me aceptara fue decir cosas graciosas (el payasito de la fiesta) pues no me sentía nada agraciado por la naturaleza.
Y así, a la fecha, pensando a veces que es mejor ser "invisible" para no meterme en broncas. ¿Será?

¡Hagamos terapia de grupo! jajajaja

Lilia Carrillo dijo...

Héctor, yo creo que lo mejor es ir por la vida sin tratar de agradar a nadie más que a uno mismo, con la pena :)
Gracias por compartir tus experiencias en este diván.
Y no sería mala idea, imagínate: Grupo Penosos Anónimos. Qué risa.

Anónimo dijo...

Anonimo:

Once upon a time there was a little girl
Once she was mine
In my heart the only one
I wonder where you are
I know you're somewhere in me
I can see your smile when I close, close my eyes

Oh little girl
Where did you go, little girl
I miss you so
Oh, I remember when she was mine
I remember when she was mine

Lilia Carrillo dijo...

The little girl is gone...