lunes, 20 de agosto de 2012

Tina y la Lluvia

Cuando Tina era una niña, su madre solía celebrar sus fiestas de cumpleaños al aire libre.
Invariablemente llovía, granizaba y bajaba la temperatura.
Y es que Tina nació en el mes de Febrero, muy loco.
Pueden pasar días y días de sol radiante y de pronto amanece nublado y frío.
La mamá de Tina se aferraba a celebrar en el exterior, desde temprano enterraba cuchillos en la tierra, decía que tal ritual alejaría la lluvia.
Y la pequeña le rezaba al Dios de los Cuchillos suplicando de rodillas que el sol no se alejara.
En algunas de las tantas lluviosas fiestas de cumpleaños fueron las gotas de agua caídas del cielo las que apagaron las velitas del pastel de Tina.
Durante muchos años la chiquilla detestó los días grises, estaba convencida que su odio por la lluvia era debido a que las nubes habían arruinado varias de sus fiestas de cumpleaños.
Esa fue su creencia, hasta el día que se dio cuenta de los motivos verdaderos...

2 comentarios:

Blackramone dijo...

Yo, como Tina, nací en Febrero, pero mis recuerdos son de alegría. Salir al campo nos hacía el día estupendo. Muchas veces la lluvia nos lo alegró aún más. Esperar los arco iris al final de la lluvia y disfrutarlos con mi madre, grandiosos momentos que se quedan para siempre.
¡Saludos!

Lilia Carrillo dijo...

Es maravilloso que así recuerdes tus días bajo la lluvia. A Tina, como la habrás leído, no le hacía mucha gracia que la lluvia apagara sus velas del pastel.
Cuestión de enfoques.
Gracias por visitar mi diván. Te regreso los saludos.