El aroma del café en la cocina es otro de los encantos de la vida.
El desayuno y la música que lo acompaña regocijan mis sentidos.
Kana hace ruidos no lejanos por dondequiera que ande.
El dije que cuelga en su collar tintinea a cada paso que da.
El cielo de Octubre es azul no profundo.
A estas horas del día me siento relajada.
El trauma del lunes dará inicio al caer la tarde.
Pero aquí y ahora me siento en paz.
Los días aciagos son historia.
Mi corazón late tranquilo.
Mis ojos sólo observan con alegría.
El viernes y el sábado disfruté dos días completos la compañía de mi amiga hermana Alexia.
Hemos comido, reído, platicado, visto una película y tomado decenas de fotografías.
Nos hemos divertido como dos niñas que juegan a las muñecas.
Kana se ha instalado en este momento junto a mí.
Espera y demanda su paseo dominical.
Y por supuesto que saldré a caminar con ella para disfrutar de este día tan bonito.
Te mando un abrazo, dondequiera que estés.
1 comentario:
A mí me gustan los Domingos por la mañana, en la tarde comienzo a sentir la ansiedad de los Lunes. Saludos Héctor, gracias por tu visita al diván.
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