miércoles, 21 de abril de 2010

Nos Urgía Saber Qué Pasaría

Cuando éramos niñas, luego adolescentes y un poco más allá de esta etapa, a mi hermana Maga Lirio y a mí nos encantaba lo sobrenatural, metafísico, parapsicológico, mágico y extraño.

Innumerables veces mi mamá nos mandó a tirar o regalar las Ouijas que comprábamos en el supermercado con nuestro "domingo".

Jugábamos a la Ouija en la recámara, a la luz de una vela. Le preguntábamos cosas que las pubertas quieren saber: "¿Cuántos hijos voy a tener?", "¿Me voy a casar?", "¿A qué edad?", "¿Con quién?", "¿Cuándo me voy a morir?", "¿Quién eres?".

Y ahí estábamos mi hermana y yo, frente a frente, con ambas manos sobre la maderita que "se movía" sobre el tablero para dar respuestas a nuestros cuestionamientos pubertos.

Alguna de las dos movía la maderita y la otra se hacía la ilusión de que el espíritu dequiénsabequién nos adelantaba las noticias del futuro. Quiénsabequién vaticinó alguna vez que yo tendría hasta tres chamacos y nunca tuve ni siquiera uno.

Luego nos dio por ir con una mujer que "predecía nuestro futuro" con la baraja española. Se llamaba Lucy y supongo que era inmensamente feliz con la visita semanal que mi hermanita y yo le hacíamos, acompañadas por varias de nuestras amigas.

La cartomanciana nos decía lo que nuestros oídos deseaban escuchar: "Vas a viajar por todo el mundo", "Vas a ganar mucho dinero", "Tendrás éxito profesional en esta vida", "Te vas a casar con un hombre guapo, inteligente y millonario".

Cuando nos cansamos de escuchar a Lucy y sus augurios, fuimos con un grupo extraño, ahora creo que era una secta, que se reunía en Santa Mónica, en el Estado de México. Ahí nos aseguraron que Lydia, mi hermana y yo éramos extraterrestres y teníamos una misión importantísima en el planeta tierra. Sí, darles nuestra cooperacha para su "causa". Qué risa me da ahora recordar tal episodio.

Nos leyeron las cartas, las manos y el café. "Nos comunicamos" con el espíritu de quiénsabequién y hasta extraterrestres resultamos.

Nos urgía saber qué nos deparaba el futuro.

En ese entonces mi ignorancia me impedía ver que ló único que cuenta es el eterno presente, el aquí y el ahora, lugar donde está sucediendo en verdad la vida.
Sin embargo, ese pasado de aventuras con mi hermana me trae una franca sonrisa al presente.

Quizás nunca nos predijeron ciertamente el futuro, pero de lo que sí estoy segura es que ella y yo nos divertimos un montón.

Fueron buenos tiempos aquéllos.

Maga Lirio y yo hace algunos años

Nos disfrazábamos de Flans

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