miércoles, 28 de abril de 2010

¡Por Favor No Me Cortes!

Qué bueno que existen las estéticas y los estilistas. No son psicólogos pero sí son una especie de terapeutas que brindan técnicas de apoyo y sus sillones son como el Diván de Valentina.
El pasado viernes llegué a la estética, toda abrumada y con una cefalea que me estaba matando. Solicité a Araceli, lo más calmada que pude, me cortara el pelo hasta la altura del mentón, cantidad considerable pues traía ya una más o menos larga cabellera.
La mujer me hizo algunas preguntas antes de proceder a meter tijera a mi pobre cabello que decía "No, por favor no me cortes... ¿yo qué culpa tengo?".
Algunas de sus preguntas, tipo entrevista clínica, fueron: ¿Algún problema con el hombre?, ¿Ya tomaste algo para el dolor de cabeza? ¿Has tenido mucho trabajo? ¿Andas estresada?
Tras escuchar mis respuestas: "No, todo bien en ese terreno", "No, prefiero que se quite sin doparme", "Un madral", "Mucho más que un madral"... la psicoestilista consideró prudente no cortar tanto mi cabello y ofreció hacer un ligero cambio al peinado, un flequillo para verme diferente y que en la siguiente consulta, perdón, visita, consideraríamos si todavía quería mochar mi cabellera o no.
Qué bueno que las mujeres podemos cambiar el look cuando los dilemas de la vida nos abruman... es corte de pelo o corte de cabeza...
Me quedo con el corte de pelo que no fue en absoluto drástico, gracias a mi psicoestilista.
Creo que no me hubiera gustado naditita salir de ahí con cefalea y pelo cortitito como lo pedía a gritos mi desesperación.

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