lunes, 9 de enero de 2012

Lo Que El Dinero No Compra

Comentaba con un amigo que cada Año Nuevo mis eternas ojeras se acentúan más.
Mis ojeras no son nada nuevo, siempre las he tenido, fui una bebita, niña y adolescente ojerosa, ¿qué me hace pensar que con el paso del tiempo se esfumarán?
También le platicaba a este amigo, que así como mis ojeras son cada día más evidentes, situación nada agradable para mí, así mismo mi mente progresa cada día más, situación muy agradable para mí.
Quizás un día de éstos me someta a cirugía para eliminar las ojerotas de drácula, eso actualmente se puede hacer fácilmente, pero una mente como la que ahora poseo no hay dinero que la pueda comprar.
Se aprende con el tiempo.
Comprendemos los porqués, los para qué y el cómo hacer para no volver a hacer o sí hacer y ser mejor.
Los pasados dos años la vida me ha golpeado duro.
Con todo.
He aprendido lecciones dolorosas.
Aún hay varias por aprender.
Como aprender a perdonar, por ejemplo.
No me resulta tarea fácil perdonar.
El rencor es profundo.
Se encuentra arraigado.
El daño está hecho.
Las heridas no sanan.
Cicatrices que se cierran y se abren fácil.
Estoy consciente del rencor como una copita de veneno que me receto cada día.
Y quisiera y deseo liberar a mi organismo de esta pócima maldita.
Espero lograrlo este año.
Universo, Dios, Osho... o lo que sea que exista con tal fuerza en este mundo... concédeme la sabiduría para encontrar la forma de perdonar...
y así poder vivir en paz...
y morir en paz cuando llegue tal momento.

Ojeras marcadas, mente más sabia...



4 comentarios:

blackramone dijo...

¡Qué Guapa e Inteligente! ¡Saludos!

Lilia Carrillo dijo...

Gracias :)

Héctor García dijo...

Pues con ojeras o sin ellas, eres muy atractiva (como dicen por ahi, con todo respeto).
Respecto al rencor, he aquí una breve historia:
Un sabio se paró ante el público y contó un chiste. Todos se rieron y, al cabo de un rato, contó el mismo chiste. Casi nadie se rió. Contó el chiste una y otra vez hasta que nadie reía. Y entonces dijo: "Si no puedes reírte varias veces de una sola cosa, ¿por qué lloras por lo mismo una y otra vez?

Lilia Carrillo dijo...

Gracias Héctor, por el cumplido y por la moraleja.