El arcoiris

El fin de semana me relajé desde el viernes que llegué a la casa hasta el domingo por la noche. Me la pasé leyendo, escuchando música, arreglando cosas en la casa, consintiendo a la Kana, platicando con Marco y hasta vi un partido de los Raiders, yo, que hace un par de semanas no entendía ni jota de football americano, el balón se me perdía de vista y sólo veía golpes y trancazos. El domingo me la pasé durmiendo como bella durmiente que soy, veía un cachito de película y otra vez me dormía. Debería tener la energía suficiente para aguantar lo que venga esta semana pero apenas es martes y ya me siento como si me hubiera arrollado un tren. No sé si será porque me va a dar gripa, si es por culpa de Peña Nieto o porque la vida corporativa está llena de misterios y tensión que te estresan hasta las entrañas y hacen que el toc toc se te acelere y ni cómo detenerlo. Ni el tecito de limón que me tomé logra detenerlo. Lo bueno es que ayer en la tarde vi un arcoiris cuando salí del super, lo bueno es que hoy en la mañana, antes de irse a trabajar, Marco me dio un abrazo de esos que me hacen sentir cobijada y protegida, lo bueno es que mis amigas me mandaron mensajes agradables, chistosos y cargados de cariño. La vida no siempre es tan difícil ni tan complicada, como alguien siempre me dice por ahí.