domingo, 11 de octubre de 2009

El Jagermeister Milagroso

Con todo y mi dolor de una nueva muela achacosa -porque la muela que originalmente me dolía ya surtió efecto lo que hizo el doctor-, ayer fui a la comida de fin de cuatrimestre organizada por Isabel y Jorge, su gentil esposo al que le gusta el rock. Antes de salir de casa me tomé un dolac sublingual y le pedí a Diosito santo que plis, plis, plis me diera unas cuantas horas de tregua para divertirme un rato en la reunión. Vimos el partido y todos felices de la vida porque nos vamos al mundial, nos vamos al mundial. Hubo carnitas con todo y los cueritos, música y jolgorio. Debo confesar que a mí no se me da el bailongo -pregúntenle a mis primas- pero me divierto mucho viendo a los demás. Todo estuvo perfecto, no nos llovió porque mi amiga realizó el ritual de enterrar cuchillos en la tierra, clavó tres por si las flais, y las nubes que se van. A mí Diosito santo me ayudó un rato y cuando sentí que el dolor iba a regresar pues que me tomo un shot de jagermeister y hasta "debo hacerlo todo con amor" me puse a cantar y a bailar junto con mis futuros colegas psicólogos. Con decirles que hasta Doggy se unió a la pachanga. Gracias a los anfitriones, fue una tarde-noche bastante agradable y hasta el dolor de muela se me olvidó.

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